Aaah, no hay nada mejor que regresar a las implosiones y destrozos de un género tan querido en la música independiente mexa como lo es el post-hardcore. Este género, mezclado con otros ingredientes eufóricos como el screamo y sólo comparable con la expansión del punk hardcore nacional, ha sido partidario de una escuelita técnica fácilmente reconocible gracias a una divergencia sonora que incluye experimentaciones, producciones inmensas, disturbios mediáticos y un amor incondicional hacia los gritos, las voces invasivas y las cadencias instrumentales. Elementos así convierten al post-hardcore/screamo en un punto de inflexión que se separa de lo creado "genéricamente" en todo Meméjico, y yo pienso que este tipo de sonidos siempre terminan cuajando una visión mucho más activa y apasionante de los trips independientes y los declives estéticos.
Y por supuesto que debemos remarcar al estado de Puebla como uno de los principales núcleos del movimiento del screamo/post-hardcore nacional. Joliette, Leñadores!, Aves, Naïveté y un buen puñado de bandas extras forman una de las mejores representaciones de la alineación hardcore-contemporánea en México, nutriendo su extensión a partir de un sonido que se desenvuelve en multitud de sentidos, amalgamas y demás mierda corrosiva que tanto alimenta nuestras almas con guturales y slam demoledor. Y claro, en medio de cada uno de estos proyectos independientes-poblanos pertenecientes al post-hardcore tenemos a una de mis bandas predilectas por todo el carisma, la empatía y el desvergue sonoro en su máxima expresión: Son of Devorah.
Estos compas poblanos son una maldita bestialidad andante y chirriante. Tomando en cuenta todo el universo jarcorero de los últimos años en toda la escena del centro de México, podemos afirmar que los Son of Devorah son portadores de una buena parte de la nueva ola de sonidos raquíticos y distópicos de géneros como el screamo y el post-hardcore, añadiéndole cierto carácter mucho más personal y configurándose desde una emotividad agresiva, pero gratificante. Amok, el primer álbum de la banda estrenado por allá del 2017 y que nos trajo grandes rolas como Huarache Canadiense o Xibalbá, ya nos auguraba esa perspectiva mucho más movidona y elegante del post-hardcore de Son of Devorah; ahora, con el estreno de su nuevo álbum Volverme inmortal y luego morir, la banda integrada por Isaac Acosta, Leonardo Rodríguez, Jorge Ortiz y David Acosta rectifica por qué su sonido es una de las grandes manifestaciones del desmadre mediático y la música mexa-under en general.
Depende muchísimo de cómo le entren a la música de la banda porque su evolución estilística es remarcable e incluso una devastación premeditada. Si Amok ya nos muestra un trip totalmente esquizofrénico hacia las limitaciones del abismo, Volverme inmortal y luego morir, producido, grabado y mezclado por Felipe Tejeda y masterizado por Rolando Huesca en Estudios Guajiros, ya es una cosa mucho más verguísima, descontrolada e hiriente en diferentes espacios. Explicar este tipo de post-hardcore es relativamente "fácil" si nos limitamos a hablar sólo de las cuestiones técnicas de su construcción: guitarras demenciales en sintonía con distorsiones graves y riffs agresivos, bajeos predominantes que se sitúan en la periferia más tangente y una bataca saturada que jamás contiene su killstreak son los elementos más comunes para formar un post-hardcore de grandes proporciones. Lo verdaderamente difícil comienza cuando nos metemos de lleno en el estilo íntimo de cada banda, y con Son of Devorah no es la excepción.
Desprendiéndose de varias pausas y momentos agridulces que se transgreden en madrazos innatos de agilidad y post-furia, el nuevo álbum de Son of Devorah es una chulada que nos transporta a los terrenos de la crudeza instrumental y las virtudes profanas de una voz intangible. Integrado por Repercusiones, Tío Capitán Azul, Tormenta en Ciernes, Rolando Huesca, Zeit Ist Nur Illusion y Yabi, Volverme inmortal y luego morir resulta un EP rodeado de un misticismo cercano a la trascendencia corpórea y a los alucines más dinámicos de un género en constante ataque-defensa. Todos los instrumentos en Son of Devorah, y concretamente en su nuevo material, están cargados de una fuerza gravitatoria que los sitúa en diferentes expresiones; pasando de la tranquilidad más efímera hasta la detonación inminente de gritos, saturaciones deleitables o mareos catárticos, la banda es sumamente eficaz en provocar un horizonte de guitarrazos y bajeos demenciales, ritmos sísmicos y una serie de voces bien focalizadas hacia la soledad, la euforia o la penitencia.
El estilo post-hardcore de la banda es remarcable porque no se dirige enteramente hacia el matiz de la melancolía en contraposición con el ruido y la adrenalina. Todo lo contrario, enfoca correctamente sus emociones para crear un sonido mucho más crudo y espectral, pero no por eso deja de tener estos tintes de nostalgia y emotividad andante. A decir verdad, este nuevo sonido en Son Of Devorah me recuerda muchísimo a la vibra hardcore de los japoneses: hay chingos de ruido y desmadre de fondo, paisajes inquietantes y un calibre indescriptible que rodea a cada una de las rolas, pero también existe ese bajón de ritmo y de destreza que equilibra la balanza del álbum. Son of Devorah es una de esas bandas que no contiene su sensibilidad en paisajes neutros: a partir de una estética bien armada desde su origen, la banda decide en qué momentos salvajearle macizo o contenerse en una dulzura arcana. Pocos proyectos logran matizar este tipo de emociones en cualidades específicas (les digo que los japoneses son másters en ese pedo), sin embargo, Son of Devorah bien podrían ser nuestros Sans Visage mexa (o algo por el estilo) por todas las sensaciones y trips que logran con su música.
Hablando un poquito más desde una perspectiva sentimental, Volverme inmortal y luego morir es un álbum sumamente íntimo que le rinde tributo a David Acosta, vocalista de la banda quien no hace mucho tiempo recorre los parajes del sueño de DMT más largo de la existencia. En ese sentido, este último material recoge la última participación de David en la banda y nos presenta la apoteosis más devastadora de Son of Devorah. Quienes estén mejor metidos en el ámbito y las deconstrucciones del post-hardcore van a entenderme: pocos sonidos y pocos proyectos del género logran delimitarse a partir de un sonido crudo, impenetrable y único sin sonar repetitivos o desinteresados, y Son of Devorah lo logra a partir de un viaje de introspección sobre la grandeza de la vida y la entidad de la muerte. Temáticamente, el álbum es un carta de bienvenida a esos momentos imborrables de la vida que, a pesar de tener una carga profunda de tristeza, nos permite seguir avanzando, recordando y viviendo.
A partir de todos sus elementos, Son of Devorah nos demuestra en este nuevo álbum cómo se debe condensar un estilo bien pulido, fresco y con una vibración autóctona que le añade un punto y aparte a toda la producción del post-hardcore nacional. Yo los vi en vivo hace ya un par de años y no mamar; qué pinche bandota y qué buenos desvergues se arman estos compas. Sin lugar a dudas, Son of Devorah es una de las grandes propuestas del screamo mexa si es que apenas se andan topando con este sonido y este movimiento; desde su propia trinchera, y augurando nuevos sonidos que prosiguen con la base de la fusión arrítmica, Son of Devorah alcanza nuevos niveles de corrosión a partir de este nuevo álbum , rodeados de una fugacidad impecable y un grito de batalla hacia lo profundo. Volverme inmortal y luego morir es eso: un relámpago previo a la tormenta, un estallido de furia que repercute en el paisaje, un momento de honor que precede a la calamidad más antigua.
Buena Reseña, saludos desde #CielosCiegos
Buena Reseña, saludos desde #CielosCiegos