Por Darla Abad
¿Sueño o realidad? Seguimos con el tema brujeril con singular introducción. Una pequeña niña revela ser una seguidora de las brujas como figura heroica, o al menos sólo en las historias contadas por su nana. Verónica es el nombre de esta aprendiz; después, la pesadilla de la inocente Flavia.
La dirección de esta película estuvo a cargo de Carlos Enrique Taboada, quien también fue responsable del guion. Cinta filmada en 1984. Taboada también conocido por otros filmes como: El libro de piedra (1969), con un estilo más gótico, Más negro que la noche (1975), el cual ya tiene un remake flojo del 2014, así como Hasta el viento tiene miedo (1978), película que volvió a la vida en el 2007 protagonizada por Martha Higareda y dirigida por Gustavo Moheno, quien rescató algo de la esencia de la primera, siendo esta última la obra cinematográfica más popular de Carlos Enrique Taboada. Aunque para muchos, Veneno para las hadas es la mejor lograda, del mismo modo que está relacionada con el filme francés No nos libres del mal (1971) de Joël Séria. Ganadora de 6 Arieles, entre los cuales estuvo mejor dirección, película, música, fotografía, entre otros.
Los espacios fueron seleccionados de entre las colonias de la Ciudad de México más conocidas y con mayor prestigio: Condesa, del Valle, Lomas de Chapultepec, los Estudios Churubusco y curiosamente paisajes del estado de Tlaxcala (tomen nota supuestos investigadores alemanes), tomando la arquitectura colonial de las haciendas y casas para crear un ambiente digno del horror psicológico. Además, el encuadre de la película está fijo e impuesto sobre las protagonistas. Inclusive, en la mayor parte de las escenas no vemos el rostro de los adultos. Las tomas son bastante específicas y siempre cuidando el panorama infantil.
En cuanto al argumento, este comienza con la llegada de Flavia (Elsa María Gutiérrez) a su nueva escuela (Colegio Berlín). En ese mismo día conoce a Verónica (Ana Patricia Rojo), y desde que esta le dice a Flavia que tiene nombre de araña vemos que no será una amistad muy común, pues luego de esto a Flavia le llama la atención el comportamiento de Verónica (solitario), sin embargo, ella decide iniciar el trato. Como ya dijimos, Verónica parece estar muy interesada en el tema de las brujas, bien alimentado por su nana (Araceli de León). Flavia es una niña escéptica, mimada y adinerada por sus padres (Arturo Beristáin y Anna Silvett), mientras que la aprendiz es una pequeña huérfana al cuidado de su abuela ya malhumorada y acabada.
Con tanto cuento sobre las brujas, Flavia pregunta a su padre sobre tales historias y este le contesta entre sonrisas, además de explicarle que años atrás se creía con más fervor este tipo de mitos, tanto que la verdadera solución para acabar con estos entes malvados era su incineración. La amistad va entre bajas y altas hasta que las dos niñas deciden hacer un hechizo para alejar a Madame Rickard (María Santander) de Flavia, pero sucede algo más grave: la muerte de aquella maestra de piano. Es en este momento que Flavia termina con sus dudas sobre la existencia de las brujas. Por tal causa, los padres optan por llevar a Flavia al rancho de la familia para despejar la mente de la pequeña; no obstante, Verónica se aferra a unirse a este viaje para hacer un veneno para las hadas, otro invento de su nana.
Las preguntas infantiles son recurrentes y fantasiosas, especialmente por parte de Verónica. Mientras Flavia es una parte atea y conducida al raciocinio, Verónica produce sus propios poderes en una esfera católica. Imagina que alguien de diez años de repente te pregunta, ¿cómo invocar al diablo? Aunque para la nana de Verónica le resultaba normal este tipo de comportamientos, la imaginación de la niña volaba cada vez más alto, al punto de causar fuertes pesadillas para Flavia. Por lo tanto, el brebaje era sólo un pretexto de Verónica, pues la envidia que ella le tiene a Flavia es tan grande que, por medio de chantajes, logra quitarle a Flavia a su amigo Jipi, un chachorro, entre otros objetos valiosos para Flavia. Después, entre peleas y confidencias, las niñas finalmente han conseguido todos los ingredientes para el veneno, pero, entonces todo cambia, pues Flavia recuerda lo que su padre le había hablado sobre las brujas y cómo lidiar con ellas.
El comportamiento de ambas es atípico, inocente, macabro y pueril. Las dos son bastante inteligentes, en cambio, la imaginación de ambas es fatal. Descubre cómo es que se ven envueltas las protagonistas desde su contexto familiar, que va desde creencias hasta educación, y tal vez comprendas o recuerdes la curiosidad que te movía a hacer ciertas acciones inusuales, incluso tétricas cuando niño.
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