Por Darla Abad
Hablar de las adaptaciones de Drácula al cine es entrar en terrenos escabrosos y muy amplios. Quizás piensas en la película Drácula estrenada en febrero de 1931, si hablamos de la adaptación protagonizada por el inglés Bela Lugosi y Helen Chandler. La realización de esta película estuvo a cargo del director Tod Browning en la casa productora de Estudios Universal, en aquellos tiempos donde el cine comenzaba una nueva etapa sumergiéndose en el sonido, pues el cine mudo estaba pasando a ser historia.
Quizá también pensaste en Drácula de Bram Stoker de 1992 con Gary Oldman, Keanu Revees y una Winona Ryder exquisita. Es natural. Tal vez también pensaste en la nueva serie de Netflix, igualmente llamada Drácula (2020), o en la versión más del siglo XXI del director Gary Shore en la que Drácula puede metamorfosearse en muchos murciélagos bajo la leyenda de: La historia jamás contada. Así hay muchas otras películas, con títulos y subtítulos que cada director agrega para dejar su huella. Lo único que cambiaría es el año de estreno/realización de cada película, ya que todas tienen que ver con la misma historia del escritor irlandés, evidentemente. Pero no nos centraremos en estos actores de habla inglesa, sino en los que se encargaron de darle vida a los personajes de la novela de Bram Stoker para el público hispanohablante en el Drácula de George Melford, también estrenada en 1931.
Empezar a hablar de esta película en pleno 2020 es un tanto difícil, pues, como ya se dijo, hay muchas referencias y adaptaciones de este personaje lúgubre e icónico; sin embargo, podemos resaltar a la adaptación de Melford por formar parte de la edad de oro del cine de terror y por ser filmada al mismo tiempo que la versión inglesa. Mientras Tod Browning trabajaba en el día, el director George Melford, con ayuda de su director de fotografía, Karl Freund, asistía a grabar por las noches. Se sabe que mientras se filmaban las demás películas en otros idiomas no se permitía que los actores de la adaptación hispana observaran el trabajo de los otros, a excepción del español, Carlos Villarías, originario de Córdoba, encargado de dar vida a Drácula en la versión hispánica. Obviamente que no todos los rodajes iban a la par, existía retraso de algunos días de trabajo.
Curiosamente, la película inicia con una pieza clásica de Piotr Tchaikovsky: El lago de los cisnes. Vemos una carreta con varios pasajeros que va más allá de Budapest, hacia el castillo del conde Drácula. Uno de los personajes principales, Renfield, es quien será el futuro sirviente del conde. El vampiresco personaje llega por el mar a la capital inglesa, después de hacer el trato con su ahora loco sirviente Renfield. El Conde llega en plan de hacer negocios, pero también para producir un poco de terror. Al mismo tiempo, desde Suiza arriva el profesor e investigador Van Helsing, el primer personaje que duda de la personalidad tan insospechada del conde. Los dos se instalan en la casa del doctor Seward, que está junto al sanatorio del ya mencionado doctor, el cual tiene dos hijas: Lucy y Eva. Eva es atraída por el conde Drácula desde un inicio y será una de las principales causas de sus pesadillas.
El contenido erótico de la película es visible desde las secuencias, actitudes, el vestuario y el guion. A comparación de la versión inglesa, la sensualidad de Lupita Tovar es evidente en esa noche en la cual despierta reluciente y vivaz, como si las pesadillas de antes no la afectaran. El conde la había visitado con anterioridad. Los vampiros se ven como unos depredadores sexuales casi insaciables, pues Drácula tenía a otras tres mujeres esperando en Transilvania, “su tierra natal” como bien lo explica el profesor Van Helsing. El carácter hipnótico es otra de las cualidades más fervientes del conde: parece que lee mentes con la mirada. Aquí no podemos decir con seguridad que eso sucede; sin embargo, en otras versiones de sagas de libros y películas donde hay diamantina, esto es un hecho, un don.
La actuación resulta más afín a los gustos de cada espectador; en cambio, hay que resaltar que el trabajo de Carlos Villarías es imprescindible para esta película. Aunque la versión original dura 72 minutos, la versión a cargo de George se alargó a 104 minutos, tiempo que vale la pena para observar a detalle la mejora que hay en la interpretación del personaje principal. Las expresiones del rostro en primer plano, las miradas penetrantes, movimientos de cortesía y recuerdos del amor cortés y sensual, la lentitud del vampiro que está a punto de morder el cuello de su víctima y que ésta apenas tiene tiempo de reaccionar ante la inevitable tragedia o gritar, son elementos fundamentales de esta película. Esta escena queda en silencio como parte del suspenso de conocer si la protagonista vivió o no. La escena termina.
El rodaje de la película implicó un guion ya antes adaptado por Hamilton Deane y John Balderston, pues era parte de una versión teatral. Este detalle puede desfavorecer a la película frente a la obra literaria; no obstante, consideramos que, por ser una filmación, hubo que modificar algunos pormenores. Por último, otro de los datos poco mencionados, es que un año después de estrenada la película, el director George Melford y Lupita Tovar contrajeron matrimonio (1932).
La importancia de la película consiste en que es uno de los primeros referentes hacia los vampiros. Aquí encontramos las primeras formas que se le daban a este mítico personaje y los primeros sonidos de un conde Drácula convertido en murciélago, animal lo suficientemente sonado en plena contingencia. Es una película que debes mirar si quieres conocer el paisaje gótico de los castillos o una noche en la vida de un vampiro en blanco y negro. En fin, es una gran película para descubrir cómo fue un Drácula o un Van Helsing antes de ser el heroico cazador de vampiros interpretado por Hugh Jackman.
Te dejamos los enlaces para que puedas disfrutar de esta joyita del cine de oro de terror:
Darla Abad (1995). Escribe lo necesario, lee lo que puede, recorta/pega lo que tiene, mira cuánto debe y escucha en breve. Actualmente estudia la licenciatura en Literatura Hispanoamericana.
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