Seguimos con los estrenos pandémicos/post-apocalípticos. Nuevas banditas llegan a sorprendernos todos los días con una cadencia y una energía que las distingue dentro de este pedo de la escena mexicana independiente, y si nos vamos por géneros y escarbamos no tan profundo, podremos encontrar que el shoegaze/dream pop locochón anda revitalizándose y expandiéndose en todo el territorio mexicano. Chingos de bandas le andan talacheando a partir de estos géneros para brindarnos un panorama multifacético y disperso que sitúa al shoegaze mexa como una de las propuestas más sólidas de los últimos años en la escena independiente.
Gracias a este nuevo aire del shoegaze mexicano fue como me topé con Le 1991, una banda de Aguascalientes conformada por Paco Camacho (voz y liras) y Moncho Martínez (bataca), quienes desde el 2011 nos dejan escuchar lo mejor de varias perspectivas del shoegaze cultivado en México. No dudaría en afirmar que esta banda (o dúo) es uno de los mejores exponentes del género en el paisaje mexa, sobre todo por un aura sonora que nos recuerda la esencia más primigenia del ambiente lisérgico-shoegazer en español.
Hace poquito, por allá de marzo de este año, la banda colgó un nuevo sencillo de lo que será su primer material extendido (Pulso), Romper las olas, y no tienen idea de lo bien que me hizo sentir esta rolota. Algo muy vergas del proyecto de Le 1991 es que son portadores de una estética shoegaze "tradicional", emparentada con bandas míticas y progenitoras del género como Slowdive o Ride en la lengua anglosajona o de Los Prisioneros y Los Planetas en español, y neta que este rollo estético puede toparse desde el primer minuto en que escuchamos al dúo. Romper las olas es un gran ejemplo de cómo chingados se deben retomar las influencias para la construcción de un proyecto. La rola me recuerda sobre todo a esos primeros álbumes de Slowdive, donde el reverb, la bataca y la voz nos transportan directamente a esa ola sonora que se reproduce en ecos, paisajes mentales y destellos de levedad en la agresión mítica. Le 1991 retoma todas estas características para integrarlas en una rola única, con un ambiente ligero que nos lleva a meternos al mood de la conmoción musical. Si les late el shoegaze de la vieja escuela, esta rola les va a volar la cabeza.
Sin embargo, esta onda de shoegaze tradicional en la banda no comienza con este sencillo. Desde el 2015 la banda ha formado un estilo propio, donde la mezcla del shoegaze con el synth, el noise pop, el post-punk y lo kraut-experimental logran crear varias etapas creativas en el recorrido estético de la banda. De esta miscelánea de géneros y de trips sonoros salió Luminol Dancing (2015) y Boko Maru (2017), los primeros EPs macizos de la banda y que traen una vibra indescifrable y mística desde muchas perspectivas. Boko Maru me parece el material de Le 1991 que más nos remite a esta onda experimental y sensitiva, donde el instinto, la atmósfera y la reiteración se unen para lograr un trip extenso y profundo, aun en la brevedad de canciones. La guitarra tiene esa destreza de volverse aguda y grave al mismo tiempo, mientras que la batería encuentra las modulaciones perfectas para complementar los diferentes asuntos de la voz, que es construida a partir de un paralelismo de ecos y dimensiones auditivas. Las rolas del Boko Maru son extensas, prolongando la sensación de viajar en un entorno enteramente shoegaze combinado con la perspectiva ambient del post-rock/punk. También debe topar este material, porque es una total delicia para viajar entre paisajes desolados y abismales, destacando una estructura uniforme que le da identidad al álbum y a la banda. Me mamaron las rolas Trap Hole, El Proceso y Not Around; ésta última que viene a cerrar el álbum experimental de una forma mucho más agresiva y acercándose a ese shoegaze rígido y emocionante que después exploraría la banda.
En 2019 la banda también estrenó dos sencillos más de su próximo material, Pulso y Lisa, que también andan bien metidos en estos sonidos decadentes y profundos de la onda shoegaze. También tienen que toparlos, porque representan una de las mejores visiones panorámicas sobre la creación mexa dentro del género y seguro habrá más de este rollo cuando cuelguen su primer LP a finales de este año. La propuesta de Le 1991 me latió un chingo porque se nota desde un inicio que la construcción shoegaze/post-rock del dúo está influenciada por grandes vertientes y artistas, denotando un estilo profundo, preciso y dotado de una vibra profunda-alucinante.
Ahora, la banda logra sorprendernos con una reinvención total de su estética mediante Todo el tiempo, que, a diferencia del sencillo anterior, es un trip agresivo, fulminante y lleno de varias explosiones sonoras donde la bataca y la guitarra se unen para descifrar la faceta más movida del dúo de Aguascalientes. Grabada en Testa Studio, así como los otros sencillos, Todo el tiempo me parece una de las mejores rolillas de la banda hasta ahora, metiéndose de lleno a los guitarrazos corrosivos y a una batería mitificadora directa del shoegaze más rasposo e inesperado. La banda sigue teniendo esa atmósfera densa que ya han explorado en sencillos y rolas anteriores, pero ahora le meten mucha más distorsión y un ritmo reiterante que nos hunde poco a poco hacia la temática del tiempo, realizando una perfecta alusión a esta temporada pandémica: "Voy a salir, / voy a encontrar otra parte de mí [...] Todo el tiempo se nos va". Mi idea de esta estética me recuerda muchísimo a la línea sonora de Ringo Deathstarr o Whirr, en la que las expresiones ambientales y oníricas del shoegaze se ven modificadas por una serie de sonidos icónicos, agresivos y con harto reverb, y donde la constancia y la velocidad se unen al paisaje y a la vibra alucinante. Además, Todo el tiempo estará acompañado de un video filmado en Laguna del Sauce, Uruguay, por Laura Torres, Mariana Curti, Rosalía Sempol, Victoria Guevara y Anaclara Mancebo, quienes logran complementar el sentido y la esencia de esta rolilla a partir de la experimentación visual. (Cuando esté disponible el video, lo actualizaremos aquí, compas).
Así se siente este nuevo sencillo de Le 1991. La experimentación post-rock del Boko Maru se une con el sonido más tradicional e icónico del shoegaze para entregarnos esta rolilla llena de emoción, furia y emotividad sonora. Todo el tiempo se siente como una evolución total para el dúo, quienes se meten en las diferentes perspectivas del género para complementar una visión total de su estética. Esta rolilla sólo nos pone ansiosos de que Pulso salga lo más pronto posible para toparnos con este shoegaze mexa de abismos y ecos profundos. Pueden topar esta rolita en Spotify y en YouTube, y seguro disfrutarán de su magnificencia a lo largo de esa vibración intensa, agresiva y bien ejecutada dentro del shoegaze mexicano. ¡Dense denso!
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