ablar sobre qué estética persigue El Shirota es enredarnos en un mundo de posibilidades, influencias y un ir y venir de tropiezos sonoros. Desde el noise-rock hasta el garage y un poquillo el shoegaze-esque más rasposo, la banda oriunda de Ciudad Satélite ha sabido crear un estilo propio que sólo puede describirse como “el pedo de El Shirota”. No hay más, chinga. Si tienen tiempo escuchando y conociendo visualmente a la banda, sabrán que El Shirota suena a El Shirota. Quizás es una afirmación totalmente banal, en cierto sentido, pero es una buena definición para sustentar los constantes experimentos y aciertos que ha tenido la banda para reconocerse de forma inmediata en todo el rollo de la escena mexicana independiente.
La banda ha sido capaz de formar una identidad propia que sólo puede reconocerse y explorarse a partir de sí misma, y esto quizás se debe al gran trabajo que han realizado por varios años dentro de este pedo de la escena mexa independiente. Y ese “quizá” es debatible. Si algo ha demostrado El Shirota en todos estos años es la continua transformación de una banda precisa, fulminante y llena de una vibra muy cabrona dentro y fuera de su propia música. Quién vergas no se ha dado un pazón con esas ya míticas rolas como Chiluca, Intro o Tenemos que hablar sobre la estética de la banda, e incluso con las rolas new-gen como Tarde/Temprano o Carreta Furacao. Cada rola tiene lo suyo y está diseñada para acompañar momentos de desvergue e intensidad furtiva, además de representar diferentes etapas que El Shirota ha tenido a lo largo de su carrera.
Ignacio "Nacho" Gómez, David Lemus, Rubén Anzaldúa y Gabo "Blinni" Mendoza han continuado con esta tradición sonora de desmadre ya típica de la banda, que también está repleta de un compromiso-aprendizaje en la búsqueda de nuevos sonidos para El Shirota y su continua formación estética. Tan sólo tienen que toparlos en sus redes para darse cuenta cómo ha sido el trabajo continuo de la banda y el proceso de cada uno de sus integrantes para la gestación de nuevos rollos musicales. El compromiso con el proyecto es evidente, reflejando la constante transformación sonora de la banda en chingos de rolas y entrevistas repartidas por la red.
Y ahora, en estos tiempos extraños, absurdos y surreales dentro del Méjico-Mágico, la banda estrena su primer LP después de ocho largos años de experimentaciones, ascensos, varios EPs-sencillos únicos y chingos de presentaciones en vivo: Tiempos Raros. Y neta, no tienen idea de qué chingonería de álbum acaban de lanzar. Producido y grabado por los propios miembros de la banda, destacando la participación de David Lemus en este proceso, masterizado por Harris Newman y con un arte por Guillermo Anda Guiyer, Tiempos Raros es una pieza excelente para cimentar y expandir el largo trabajo estético de la banda en todos estos años bajo la discográfica Devil In The Woods. Ya la banda nos empezaba a calentar desde meses antes con el lanzamiento de varios video-sencillos de este LP producidos por Somos/Simios: Más de una vez, La ciudad y A dónde voy (Revamp), y el resultado final fue más que excelente. Ya con estos tres sencillos logramos definir el carácter multifacético de El Shirota, quienes juega con una agresividad de guitarras en un ambiente noise, un bajo aparcado en la periferia con sus momentos de explosión, una bataca al puro estilo apasionante-corrosivo y unas voces ya características hablándonos sobre la identidad y su búsqueda por sí misma. Este nuevo álbum tiene momentos que sólo una banda como El Shirota puede expresar. Una de las primeras reseñas que me aventé para este pedo de la página fue precisamente sobre La Ciudad, y creo que me quedé corto de palabras para expresar qué chingados estaba pasando con el nuevo material de El Shirota.
Tiempos Raros viene a cimentar y a concluir con una estética que El Shirota ha mutado a lo largo de los años. Desde la creación bizarra y agresiva, ligadas a la búsqueda del noise en la juventud, que tuvimos con los EPs homónimos del ESH001, el ESH002 y el Chiluca no es Satélite, hasta la conjugación de un juego maduro que ya auguraba las nuevas intenciones sonoras de la banda en los sencillos Carreta Furacao y Tarde/Temprano, El Shirota concluye una búsqueda experimental que se manifiesta en Tiempos Raros como una agresión templada, ligada a un noise que ya no busca la violencia nata de los guitarrazos, el bajo y la batería imprecisos y una voz desgarradora situada en la ansiedad y la paranoia, sino en la calma previa al descontrol y a la búsqueda de la identidad.
Tiempos Raros comienza con atorihS LE, apenas un rebobinado de toda la materia de la que se crea el LP, casi como si fuera una de esas rolas de leyenda urbana o una pinche psicofonía medio agitada que debes escuchar al revés para comprenderla. El álbum arranca con No Sé Todo, que es descrita en su press review de Bandcamp como una rola con ese toque esque de Weezer, y vaya que lo es. Si esperabas encontrarte con algo similar a Saqué Siete, estás equivocado. La rola es tranquila y llena de una vibra bien marcada, iniciando un pedo instrospectivo mediante la alusión a un sentimiento de chingarle día a día a pesar del ojo crítico y las adversidades: "No sé si crees / que tú tal vez / no estás mejor / sin ver que yo / no soy quien tú quieres / y no quiero que pienses / que no sé / que yo me debo crecer / No estoy mejor, / pero tal vez no estoy solo". El Chirota, la rola que le sigue, ya nos mete de lleno a una pinche experiencia densa y dinámica, donde el bajo y la batería se roban toda nuestra atención; sin embargo, las liras no se quedan atrás, amarrando una de las mejores ecuaciones en Tiempos Raros gracias a ese juego entre varias polaridades y emociones. Las rolas netamente instrumentales de El Shirota se caracterizan por tener esa potencia nata del noise, además de que logran sumergirnos a un ambiente de posesión auditiva que mejora y mejora a cada instante.
Más de Una Vez recupera esos natural harmonnics y un estilo tripeado como el de los maxi-singles Carreta Furacao y Tarde/Temprano. Esta rolilla parece más de esos tiempos, siendo un especie de puente que nos lleva a una buena variedad de perspectivas sonoras en este LP. Un noise relax nos va sumergiendo, de nuevo, en esta onda del progreso de la identidad, donde la voz de Nacho nos habla sobre la continua repetición del fracaso y la superación del pedo poético, mientras los demás instrumentos se cuajan en una armonía paisajista dentro de la rola: "No todo está tan mal [...] Tan sólo quiero estar en paz [...] Y no hay nada que hacer para volver". La Ciudad vuelve a meterle velocidad al álbum mediante el tema que se nos presenta desde el título: la irrupción de la personalidad a partir del enfoque dinámico y envolvente de la urbe: "Es raro caminar bajo la luz de la ciudad, / es raro caminar a donde quiero estar". La rola sirvió como segundo single del LP, y neta que su ejecución es una cosa muy chingona y llena de destellos en esta nueva generación de Shirotas. Su video, producido con los verguísimas de Somos/Simios también es una pasada mediática. A esta le sigue RLT, la rola más experimental del álbum. Verga, pinche trip noise bien bolas que nos recuerda por qué El Shirota sigue siendo El Shirota. 12 minutos de experimentación sirven para convocar una de las mejores rolas del álbum, y también una de mis favoritas. El dominio de la banda sobre el noise se refleja de una forma magistral dentro de esta rola, delimitando una ejecución placentera y llena de momentos enérgicos, como si estuviéramos en una montaña rusa: continuo ascenso y declive. La experiencia es altamente subjetiva y ustedes mismos deben sufrir la ansiedad, la paranoia y la destreza profética-contemplativa que significa RLT en el Tiempos Raros.
¿Cuánto Falta? vuelve a conjurar la tranquilidad del álbum, destacando un mensaje de calma, penuria y desconsuelo mediante un sonido que poco a poco irá transformándose en apenas un eco: "Mira cuánta falta me das sin decir nada / No sé cuánto falta para que sea mañana / No sé cuánto falta". Esta rolilla se siente como un puente en estado de calma, quien une varios puntos del LP para guiarnos hacia el final explosivo y emotivo en Tiempos Raros. A dónde voy (Revamp) es, sin lugar a duda, mi rola favorita del LP. Pinche rola, no sé que tiene, pero configura toda una evolución estética para la banda. Reflexiva, melancólica y sin pretensiones, Revamp define cuál es el camino que El Shirota sigue con este nuevo álbum, dotando a su producción de una madurez templada y bien ejecutada, donde los momentos de rabia han desaparecido para adentrarse en una marea de encuentros. Revamp define dos situaciones dentro de Tiempos Raros: la unidad y estructura lírica cada vez que Nacho se avienta a cantar y el nuevo estilo sonoro de El Shirota centrado en la precisión, la quietud y la explosión mesurada. La estética lírica se nos presenta desde un yo en primera persona, quien busca la temática de la identidad a partir del otro y de sí mismo, estructurando las rolillas desde su observación sobre qué es lo que quiere y cuán arduo/confuso es el trayecto para conseguirlo: "No sé si desperté / Oscuro amaneció / Pero entendí que ayer / No estaba igual que a donde voy [...] No sé si anoche te soñé / Veo negro alrededor / Me debo preguntar / Si quiero estar en tu lugar / [...] En donde estar / Ya no conozco más". A dónde voy (Revamp) me parece la mejor rola del álbum por definir totalmente cuál es la construcción que El Shirota quiere plantear con este nuevo álbum y con esta nueva concepción de su estética.
El Bob Rosendo termina con el viaje del álbum a partir de un punk-rock bien divertido y con una pinche aura de intensidad, desmadre y brevedad, tal y como lo dicta el género. Discordante con la generalidad del álbum, El Bob Rosendo viene a darnos ese toque de euforia que también caracteriza y posiciona a El Shirota como una de las bandas más vergas de nuestros tiempos mexas, además de que ya nos da un indicio sobre toda la divergencia de géneros que el Shirota puede expresar en futuros materiales sonoros. El Bob Rosendo es un respiro de aire fresco en el álbum, estructurando un punto de quiebre y movilidad sonora que le queda muy chingón a la banda.
Sin embargo, lo tripeante del álbum no termina aquí. Y es que Tiempos Raros se concentra en tener una doble polaridad temática que se vive dentro y fuera del LP: la identidad como fenómeno estético. Quizás me la fume algo, pero de esto se tratan las reseñas. Si hablamos de este álbum como parteaguas de la banda, estamos en todo lo correcto. Después de varios años de estar inmiscuidos en este fenómeno cultural que es “la escena”, la banda se decide a realizar un magno-proyecto de la talla de este álbum, y claro, con ello se establece qué carajo es El Shirota y cuál es el estilo que define a la banda. Descubrir quiénes son y cuál es el propósito sonoro de este proyecto es la esencia fundamental del Tiempos Raros. Este pedo se refuerza mucho más si le damos un vistazo superficial al nombre de algunas rolas: atorihS, El Chirota y A dónde voy (Revamp) son piezas que juegan con el propio nombre y rumbo de la banda, delimitando una especie de búsqueda individual-grupal que se concentra a lo largo del álbum. No sólo nos adentramos en una temática general sobre la búsqueda del sentido en la voz de la mayoría de las rolas, sino que también hay un juego visual y panorámico que nos dice: “Tópense, vatos, somos El Shirota”. Creo que este álbum llegó para demostrarnos quién es la banda y cuál es el poder bizarro y crítico que traen, el cual era “desconocido” para nosotros hasta ahora y que se ha transformado en un paisaje maduro, certero y lleno de una vibra muy chingona que une todas las facetas previas de El Shirota y agrega algunas nuevas..
Me mama esta nueva etapa del Shirota porque estamos frente a una toma de conciencia muy cabrona sobre qué quiere la banda para sí misma, sin descuidar ese sonido agresivo, palpitante y jugoso (ahora templado) que tanto nos gusta a los que llevamos algo de tiempo topándolos. La identidad define un punto de inflexión muy chingón para la banda, demostrando un grado muy alto de madurez creativa y sonora que los lleva a la exploración y replanteamiento de su propio estilo para formar un lienzo en blanco que poco a poco comienza a dibujarse en este nuevo y primer LP. Tiempos Raros es una carta de identidad, apenas una presentación hacia el inesperado logro de una estética y una culminación de años de trabajo que desembocan en un álbum sincero, mediático y llevado a las últimas consecuencias de nuestra expectativa para la banda y su método de creación sonora. Simplemente uno de los mejores viajes que se ha lanzado en este año tan mierdero, post-apocalíptico y cansado.
Definitivamente tienen que empaparse con el nuevo material de El Shirota. Es una experiencia tan movida, tan entrañable y tan difícil de intuir que neta les va a dar varias sorpresas, con ritmos únicos y una identidad muy cabrona que sólo podría lograr una banda de Satélite. Se pueden topar con el álbum en Spoti, Bandcamp, iMusic, etc; lo importante es que los topen, compren el álbum y lo reproduzcan a lo desgraciado para apoyar una de las bandas más productivas y vergas de México. Posdata, compren en Distro su merch alv, compa. Tampoco se van a arrepentir
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