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Darla Abad

Satán en tinieblas/tierras mexicanas: Alucarda (1978)

Actualizado: 14 ene 2021





Para empezar, y antes de que te confundas, esta es una cinta mexicana que originalmente se filmó en lengua inglesa. Por si ya la habías visto, si la vas a ver después de esta reseña/recomendación o por si acaso. Es un trabajo del séptimo arte que deja unas imágenes brutales, desde la fotografía (Javier Cruz Ruvalcaba) hasta el mensaje bien topado para la vulnerable religión católica-cristiana que está inspirado en la obra de Sheridan Le Fanu con Carmilla y la evidente Justine de la literatura del señor Marqués de Sade. Fue estrenada en el año de 1978 y dirigida por J. López Moctezuma, quien co-escribió con Alexis Arroyo esta entrega de terror (casi psicológica) de los años setenta.



Es casi indudable y de poco reconocimiento que no comparemos a Alucarda con la británica The Devils (1971) de Ken Rusell. Sus monjas parecen disfrutar el autoflagelo, al mismo tiempo que tienen algún amorío con el rey de las tinieblas, como sucede con otro antecedente mexicano Satánico Pandemónium o La Sexorcista (1975) de G. Martínez Solaris, que nos lleva (y para estos momentos también se anunció) a un subgénero que retrata monjas sometidas en orgías con actos sádicos o en espacios carentes de lo moralmente correcto: el nunsploitation. Así como el gore que nos salpica litros y litros de sangre usados para un pacto satánico entre dos huérfanas, la película presentaa a la ya mencionada y homónima Alucarda (Tina Romero) y a Justine (Susana Kamini), una pareja a lo LGBT+ combinada con un anagrama construido a partir de la creación literaria de Bram Stoker, Drácula. Así es, un tipo de álter ego femenino de este famoso chupasangre, pero hiper femenino como pasa con la academia de baile ideada por el italiano Dario Argento en Suspiria (1977), sólo con señoritas, liberal y chorreante de sangre, aunque seducidas por un Lucifer en forma de macho cabrío.


Ambas señoritas se ofrecen una amistad y amor incondicional, Justine con un pasado triste y desolador, pero Alucarda con uno brujesco y misterioso. El lesbianismo se cruza con las sectas oscuras ocultas entre el bosque, a las cuales asisten estas dos jóvenes. De ahí en adelante suceden cosas inexplicables y chirriantes, por ejemplo, Justine y Alucarda nombran a Satán como su único amo y señor en pleno sermón del padre Lázaro (David Silva); en otro tiempo, la hermana Angélica (Tina French), quien parece abogar siempre por Justine, sangra del rostro en pleno fervor religioso emparejado con una orgía a mitad de la noche y empalmado con la famosa teoría de que Jesucristo pasó por lo mismo antes de ser crucificado, hecho que tiene alguna explicación médica extraña relacionada con un estrés causante de un sudor carmín, hematidrosis[1], escrito así:


"En medio de la angustia, Él

oraba más intensamente y su

sudor era como gotas de sangre

que corrían hasta el suelo"

(Lc, 22-44)


Cosa similar a lo sucedido en la cámara de esta monja que termina levitando cual bruja en aquelarre.



Por otro lado, tenemos al médico Oszek y su hija Daniela, quien interrumpe el exorcismo, el cual parece matrimonio satánico lésbico de estas dos hermanas en Belcebú. Dice ser espectador de una aberración contra la ciencia y la razón, crucificar a dos jóvenes en pleno siglo XX, cuando él creía que la Santa Inquisición había llegado a su fin. Y sí, el argumento de este hombre es válido, pero esta es una película protagonizada por el que es más Luz que Dios y pronto veremos que no todo es ciencia y lógica medicinal.


El espacio deja una sensación de asfixia e inquietud, las actrices son excelentes devoradoras de sangre y aunque de a ratos la historia se ve forzada a encajar en el vampirismo y el ámbito homosexual con efectos sencillos, la atmósfera de terror se crea sola. No es necesario de tantos trucos para apreciar el miedo en los rostros, tan solo el vestuario refleja cosas como oscuridad, luz, inocencia, muerte a la carne, locura, virginidad y algo de sexualidad. Las gesticulaciones son estremecedoras, los gritos, el cabello como signo de hechicería, los cuerpos bellos, la sensualidad y la figura del crucifijo repeledor de entes demoníacos, entre otras aportaciones a este drama, dan como producto una pieza cinematográfica excepcional y de los primeros guiños al fuego eterno que nos espera allá con el exótico Leviatán.






Puedes ver la película en cualquiera de los siguientes enlaces:






[1] H. R. Jerajani, Bhagyashri Jaju, MM Phiske, Nitin Lade. (2009, julio-septiembre) HEMATOHIDROSIS – A RARE CLINICAL PHENOMENON. Indian Journal of Dermatology. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2810702/#!po=82.5000





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