Aaaah, antes según me sentía oxidado de no escribir reseñas por estos rumbos, pero ahora estoy lo que le sigue: me siento un principiante. Últimamente andamos armando shows con los colaboradores-compas de esta página-productora y otros colectivos tlaxcas, y eso quita algo de tiempo y de paciencia para reencontrarnos en los malviajes y aciertos de las bandas mexas que nos gustan de fábrica. No hay que quejarnos si andamos haciendo lo que nos gusta: hablar y desmadrarnos en la música de la escena. Tiene un buen rato que no agarro el rumbo de este pedo, pero qué le vamos a hacer, sigue saliendo música vergas y definitivamente hay que darle su checada. Fin de la intro.
Al grano: ya sabemos que el math rock es una institución hecha y derecha por nuestros territorios memeros-mejicanos y eso no es debatible. Con gran cantidad de bandas que se agregan a los peligros estético-sonoros del midwest emo, el math duro o el post-rock de madrugada, no podemos negar que en México tenemos una escuelita bien definida que sigue lanzando cosas bien interesantes y que ha crecido a pasos agigantados a pesar de las recaídas de salubridad y las manías de la música comercial. De cualquier forma, y sin creernos eruditos en el tema, el math es (y será) un punto de partida muy cabrón para quienes disfrutamos de la música "de paisaje" y las frecuentes mutaciones instrumentales o los arranques de solemnidad espontáneos.
Algo bien vergas es que la Ciudad de México poco a poco comienza a levantarse de su tumba para regresar con sus shows locales, y fue ahí donde volví a toparme con No Soy Trap de la mano de mi carnalazo Alguien. Ni sé dónde fue la primera vez que vi este nombre, pero ya tiene algo de rato y seguramente escuché algo de ellos en ese instante o mucho después. Tampoco tiene mucho que compartí en la página su sesión en PHM Underground, entonces la neta mi memoria me está fallando. Que hablen las probabilidades; algo que sí debemos recordar-reconocer es que No Soy Trap es una de esas leyendas apócrifas de la música mexa independiente desde el 2018 y un punto reconocible de la estética math rock de los últimos años.
Ahora, esta bandota mexa regresa para presentarnos, de forma sutil e inesperada, un nuevo EP/Maxi-single que nos abofetea directo en la cara y nos introduce a los periplos de un math encantador, rejuvenecedor y (así como su portada) punzocortante: NTS. Tenía buen rato sin destruirme una y otra vez con una rola en concreto y este mini-álbum lo logra en pocos minutos; qué chingonería cuando encuentras este tipo de joyitas recomendadas por tus mismos compas a lo largo de toda la red.
Pero no se pasen de verga, No Soy Trap se arma un EP de dos rolillas y nomás con eso ya tenemos para seguir disfrutando de un tapping precioso, un vaivén bajero y unos ritmitos locos que tanto le hacían falta a los estrenos mexicanos de estos últimos meses. NST, un título que nos remonta al propio nombre de la banda, es un EP con una fuerza nata y un equilibrio perfecto que nos recuerda cómo chingados se tiene que armar un math de cabecera y profundamente cercano con, relativamente, pocos elementos (rolas). Integrado sólo por Febrero y Latas, y grabado en Ixtapaluca por Esteban Valdez de Ikiatari (math+math), NTS no le pierde en nada a otras grandes producciones hermanas de la música mexa; al contrario, expande este universo gracias a una personalidad propia y a un grito comprimido que habla desde su propia gracia.
Una de las cosas que me encantaron de este álbum es que, aunque sí está bien metido en las temáticas y explosiones del math y el post-rock, no rebasa más de la adrenalina que necesita. El EP se va desenvolviendo poco a poco desde una nostalgia bien justificada, pasando de ritmos lentos a pequeños abismos donde los instrumentos caen y luego ascienden; las rolas son lentas, inmersivas y potentes, y de aquí radica su genialidad. Mientras que Febrero se convierte en una introducción meliflua hacia el contenido del álbum, Latas ya le agrega todo ese poder que cierra y desenfunda los mejores elementos estilísticos de No Soy Trap. No estamos frente a ese típico (chingón, por cierto) math/post-rock de grandilocuencias y desmadres continuos, sino que Febrero y Latas se vuelven parte de un universo de pasividad y armonía total donde vemos esa faceta verguísima de un math rock impecable, pero no por eso menos enternecedor y penetrante.
El math rock de No Soy Trap es único porque no le llega a ese emo devastador y catártico de la vieja escuela del midwest, pero tampoco entra en las situaciones corrosivas del post-rock espacial o telúrico. No catalogar este rollo ni cerrar nuestra mente me parece la propuesta más acertada para acercarnos a la música de esta (ya) mítica bandita mexa, porque permite arriesgarnos y encontrar la gentileza y la calidez de su sonido post-mathero a través de su música. Claro, encontramos esos elementos típicos del escenario de sus géneros como los tapping, los guitarrazos repentinos o el cambio rítmico, pero nada de eso influye en que la banda busque sus propias maneras de expresarse a través de la lentitud, la precisión y un contacto natural entre cada una de sus partes.
En síntesis, este "primerísimo" álbum de No Soy Trap no le pierde en nada a ese post-rock de sonidos suaves y clásicos, con tendencia hacia lo intangible, porque está bien posicionado en un horizonte de mutación, experiencia y descontrol anti-climático de movimientos familiares. Yo incluso diría que el math de esta bandota es digerible para todos los públicos; se aleja del tedio y de las normativas comunes de saturación incisiva, logrando lo que para mí es una de las cosas más chingonas de No Soy Trap: un recorrido intenso e íntimo por las primeras declaraciones de una banda que todavía tiene grandes cosas que mostrarnos.
En fin, no vamos a hacerlo más tenso: NST es un gran EP que deben toparse de ley si es que les laten estos desmadres medio amorfos de la nueva ola del math rock nacional y sobre todo esa vertiente carismática de tonalidades agudas y tripeadoras. Si buscan alguna rola que cure sus desastres o intente despejarlos de los tedios de la vida moderna, No Soy Trap es una gran respuesta para reacomodarnos en un post-rock que fluye, se aleja y regresa a intervalos. Dense denso con este nuevo álbum y luego me agradecen o me mientan la madre.
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