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Foto del escritorEnrique Chávez

Las chicas son mujeres disfrazadas de mujeres que entienden la vida y la muerte

Por Darla Abad





De repente las sirenas de una ambulancia en forma ascendente avisan un primer intento de suicidio en la casa de las chicas Lisbon: cinco adolescentes que residen con sus padres en un suburbio de Estados Unidos, tranquilo, verde, soleado y brillante. Es una película inspirada en el libro con título homónimo publicado en 1993 y escrito por el autor estadounidense, Jeffrey Eugenides, nacido en Michigan, lugar donde igualmente se desarrolla la historia. La cinta es dirigida por una de las maestras del cine moderno, Sofia Coppola, estrenada en 1999 y narrada por Giovanni Risibi, el cual toma el papel de uno de los vecinos de la familia Lisbon, quien con voz veterana (25 años después) cuenta los hechos vividos de una manera misteriosa en aquella casa.





Son cuatro los niños admiradores (casi acosadores) los que cuentan los sucesos, pero junto con ellos están una manada de padres entrometidos, ricos y despreocupados, juzgando la la vida que llevan los Lisbon con argumentos absurdos. Está claro que existe un problema para que haya un suicidio, sin embargo, las voces ajenas al caso no dejan de aparecer, inicialmente con los chicos. El título de la película me permite hacer algunos spoilers; sabremos que las hermanas fallecen, además de mencionar que el nombre representa la religiosidad que el señor y la señora Lisbon (James Wood y Katheen Turner) inculcaban a regañadientes en sus hijas.





Por otra parte, los vecinillos describen a las enigmáticas chicas; Cecilia (Hanna Hall), pionera en intentar suicidarse con 13 años de edad y de quien se desprende una de las frases más fuertes dentro de la película después de su primer intento y ya en el hospital, "Obviamente, doctor, nunca ha sido una chica de treces años"; Lux (Kirsten Dunst), con 14 primaveras, es la más extrovertida de todas, oportuna para seducir a cuanto hombre se le atraviesa; Bonnie (Chelse Swan), una de las hermanas más tiernas pero confusa en la trama con 15 años; Mary (A. J. Cook), una chica de 16, entusiasta y tranquila a la vez, además de ser dulce con quien trata de acercarse a ella; por último está Therese (Leslie Hayman), la mayor con 17 años, tímida y con una carácter poco sobresaliente a pesar de ser la de mayor edad. El cast es extenso, juvenil y poco memorizable, pero nos ayuda a describir con detalle los hechos, y es así como regresamos al primer 'incidente' en el cual se vio como sospechoso influyente a Dominic Palazzdo (Joe Dinicol), pues éste, al enamorarse de una chica y no ser correspondido, se lanza de una ventana, así como Cecilia, pero sin provocar su muerte. Sucede lo ya mencionado (el intento de suicidio) y sus padres planean una fiesta en nombre de la salud mental de la más pequeña; en cambio, sucede lo peor y el único aviso de muerte es el sonido de un barandal en el jardín frontal de la casa, se escucha levemente el vaivén del metal atravesando el cuerpo de la bella niña.





El carácter estricto de la madre y el padre sumiso representan un saco pesado para sus primogénitas. Luego de la desgracia, se encuentran deprimidos de forma fría, poco consciente, grises y callados. En consecuencia, el sacerdote del condado interviene en esta depresión colectiva con las hijas y recibe la misma respuesta. Tiempo después, las chicas vuelven al colegio y los jóvenes, seducidos por estas bellezas, tratan aún más de decodificar los comportamientos de las hermanas. También ocurren una serie de hechos convencionales para la época adolescente: Lux parece representar a las demás con sus actos arrebatados, conoce a un chico llamado Trip Fontaine (Josh Hartnett), él la describe como "el eje donde giraba el mundo", y curiosamente lo cuenta en su vida adulta (Michael Paré). Él era de una familia un tanto libertina y los momentos que pasa con los padres de Lux, se vuelven realmente incómodos y opresivos.





Temas como la virginidad de Luxi es contrastada con el humo de un cigarrillo, cosa poco hablada y censurada por los padres, pues hasta la voz de la familia es casi extinta. Asimismo, la ropa interior y cosas personales de las chicas son de suma importancia para remarcar una adolescencia en la punta del iceberg: bella, pero decadente al mismo tiempo. Y claro que se menciona como una crisis nacional en donde la psique de las vírgenes va en declive, es un mismo suicidio. También una forma de rebeldía se refleja en pistas como Crazy on you de Heart; con esta canción, Lux escapa por un momento al.auto de Trip, al contrario de la desoladora y siniestra Playground love al final de la película interpretada por Air y que me revela un Teenage suicide en Heathers (1988), sólo que más siniestro.





Finalmente, los chicos espías, siguen las huellas virginales para poder dar con la causa de la autodestrucción, no las encuentran como tal, pues ellos también lo viven. Sin embargo, está claro que el confinamiento expuesto en la cinta, provoca soledad y depresión: los motivos. Tales vecinos se encuentran sumergidos en ello y se imaginan un futuro de ensueño al lado de ellas con cartas, notas, tocadiscos al teléfono, fotografías, etcétera. Algo así como lo que hoy día sucede con la insoportable cuarentena.


Así es cómo se esperaba que terminara la película, no obstante, el saber cómo las Lisbon tomaron aquellas decisiones contiene una verdad que concierne lo macabro de la adolescencia. De igual modo, hallarás una fiesta al modo sweet sixteen asfixiante y llena de modos putrefactos alusivos a una contingencia que encaja a la perfección con este encierro mundial.








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