Después de varios meses de espera, finalmente nos llega uno de los mejores regalitos pre-navideños: la culminación de la trilogía de Ikiatari compuesta por "On-", "-No" y "Mi" (On-nomi pa' los compas y pa' más fácil). Aaah, qué chulada de EP/EPs! Qué mejor manera de cerrar el año que con buen math rock mexa para deshacerse de los malos augurios. Desde hace varias semanas ya quería armarles una nota/review personalizada a los estrenos de la banda, pero creo que está más chingón escribirles ahora que ya tenemos bien cuajado este rompecabezas de abismos, distorsiones y punzadas agudas de esta bandota del Estado de México.
Y qué podríamos decir de Ikiatari que no sepa nadie. Sin lugar a dudas, una de las bandas más cabronas y representativas del math rock, el rock experimental-instrumental y el cyberpunk nacional. Integrada por Martha (Martiyaki), Alfonso (Alf) y Esteban (TheStebo), Ikiatari es una banda mítica y un referente sonoro que salta inmediatamente cuando pensamos en las bandillas independientes del math rock mejicano. Con varios LPs/EPs/splits/sesiones en vivo en su poder, destacando los verguísimas Ikiatari (2014), Randoom Process (2017) y Punto de restauración (2019) como sus trabajos más pesados, Ikiatari trae consigo una esencia muy densa donde las pulsaciones, la reiteración y los ecos se mezclan, se persiguen y se expanden. Con grandes influencias del math japonés como LITE y Tricot, es muy neta cuando decimos que la banda es un referente de su género. Cómo no decirlo si luego luego te llegan los putazos y las aceleraciones de su increíble música.
Hay que ser justos y decir que el sonido de la banda es inigualable e incomparable en todo el territorio nacional. Es bien fácil reconocer la estética de Ikiatari porque, tal y como lo indican los géneros que topan, está repleta de distorsiones eléctricas, telúricas y malviajadas del cyberpunk/sci-fi que le dan un toque único y preciso a su math rock. Es complicado explicar cómo va el rollo de la banda (como siempre es una cuestión bien íntima y subjetiva), pero si les laten los escenarios futuristas-neón de Blade Runner, los animes o los bugs más recientes del Cyberpunk 2077, seguramente les va a encantar cómo suena Ikiatari. Como todo buen math rock, la banda se avienta a experimentar con ritmos amorfos, deconstrucciones ambientales y multiversos arrítimos donde la guitarra, el bajo y la bataca logran una mutación que va de la rapidez a la quietud y de la levedad a lo mundano.
Ya hablando de On-nomi, este nuevo álbum es una chulada, así de fácil. Aunque este sea un trabajo "total", la verdad es que cada componente, cada álbum, funciona de manera independiente y encantadora. Vaya, desde el nombre y la producción ya tenemos un poquito de sus intenciones y su magia post-apocalíptica. Grabado enteramente por la banda (por separado) bajo la verguísima filosofía DIY, On-nomi es un trabajo de cuarentena para la cuarentena. Traducido como "drinking online", referencia a una nueva costumbre japonesa sobre la forma de convivir(beber) durante la pandemia de este año, On-nomi llega a reafirmarnos por qué Ikiatari tiene las riendas de un math rock sulfúrico y repleto de adrenalina. El álbum se concentra en eso: darnos esperanza de olvidar estos terribles meses de encierro y arrojarnos a otras realidades de diversión, dinamismo y desvergue inquebrantable.
Escuchar esta serie de álbumes es una cosa deliciosa porque es casi como un "cuento de hadas" tecnológico. La guitarra, el bajo y la bataca encuentran sus propias formas de expresar una idea o una imagen a partir de riffs y ritmos dinámicos, logrando una estética futurista que ha estado presente desde los primeros trabajos de la banda. Ikiatari ha compartido por estos días de qué va su influencia conceptual: viajes a la luna, videojuegos AOM, arquitectura, dimensiones, niños nacidos de bombas atómicas, anime, trenes bala, viajes en el tiempo, folclor nipón y otros temas se reúnen a lo largo de estos EPs para brindarnos un recorrido instrumental por la cultura japonesa y para recordarnos cómo chingados se tiene que hacer una trilogía de desmadre math rock.
La banda jamás decepciona en cuanto a la ejecución de sus instrumentos. Desde la primera rola del On-, Shinkansen, se clarifica el desmadre de Ikiatari: la apoteosis de un sonido invasivo que permeará a lo largo de los tres EPs. -No jamás se quedó atrás y continúa, de forma perseverante y aguda, con este trayecto hiperrealista donde las luces, las profundidades y los desconciertos crean un ambiente de energía y fluctuación. La guitarra y el bajo llegan a niveles cabronsísimos, mejorando parte de la estética de Ikiatari con sonidos más pronunciados y mordaces, mientras que la batería también es un deleite para aquellos que no encanta las movidas corrosivas y los escenarios tormentosos. Ahora, Mi viene a rematar esta trilogía como El retorno del jedi/rey: ya sabemos de cómo va el pedo y aún así logran sorprendernos con un final drástico, sutil y legendario. Es casi imposible seleccionar cuál de todos es el más caótico e inmersivo porque cada uno posee sus propios momentos de alucine o decadencia sonora, y creo que eso es lo que más te deja picado con la generalidad del On-nomi.
Chutártelo de una sentada, un álbum tras otro, es una experiencia que te lleva a descifrar los paisajes pseudo-oníricos y el ambiente sintético de todo el álbum. Pero si me lo preguntan, las rolas más picudas son Basshitsu to künan, Shiroir kenchiku, Time Leapers, Keiji, Eisvolí!, げんばくたろう (Genbakutarō). No importa el orden del álbum o de las rolas que prefieran: derretirte en ellas es otro pedo. Ya ustedes tendrán sus favoritas, pero no pueden negar que cada EP tiene lo suyo y es casi como caer sin paracaídas desde un rascacielos del Ninja Gaiden II. On-nomi es eso: un abismo, un aterrizaje forzado y un trip de diferentes curvas que nos llevan al relajo y al slam más repentino.
No hay que ser críticos especializados para darse cuenta que Ikiatari es uno de los pilares del math rock mexicano. Yo llevo escuchando a la banda desde hace un par de años y puedo decirles que cada rola y cada álbum es un viaje y un punto de focalización hacia el desorden, la armonía o el declive. Digo, no por nada la banda ha compartido escenario con otras bandotas como Battles, Tricot, DJ Perro, Mooi, For Dummies, Malviaje, Secret Stuff e incluso nuestros compas tlaxcas de Awful Traffic. Neta, el sonido de Ikiatari es único y tiene ese toque de lenguaje cybertroneano que es difícil de explicar, pero nunca de sentir o de percibir. Su math rock es cosa impredecible, pero bien deleitable, y eso es de lo mejor que podemos encontrar en este nuevo álbum. On-nomi llega como un trabajo perfecto y perseverante para ayudarnos a terminar bien el año y para recordarnos cómo es el poder sonoro de Ikiatari, quienes todavía tienen grandes sorpresas, calambres y posesiones para sobrellevar la mierda cotidiana de estos meses.
Comments