Aaah, regresamos a los paisajes deleitables de uno de los géneros más amorfos y curiosos que puede haber en la música post-moderna: el indie rock. Ya se la saben, el género ya tiene tantas variantes, destellos y mutaciones que cada vez es más difícil catalogar un proyecto de acuerdo a sus propios lineamientos estéticos-sonoros; pero qué chingados, el chiste está en divertirse y en chutarse grandes rolas y bandotas chingonas. También ya se la saben, aquí en Meméjico las cosas están bien viajadas y tenemos una multitud increíble de artistas y agrupaciones donde el indie rock se desarrolla según su propia conveniencia. Muchas veces creemos que el género indie sólo puede desarrollarse a partir de distorsiones chirriantes y sonidos movidones-cool, cuando en realidad puede detonarse desde todo lo contrario; otra veces hace falta ese toque entrañable, cotidiano y simple (en el mejor de los sentidos) para quitarnos de tajo los prejuicios y adentrarnos en un tipo de música luminosa, íntima y sumamente creativa.
Así es la música de una de las bandas con más historia indie de la Ciudad de México: La Buena Banda Isabel. Verguísima de banda! Integrada por Linda Tan, Óscar Monroy (ambos miembros de Loiis) y Sebastián Palacio (Botanical Garden), La Buena Banda Isabel es uno de esos proyectos que podrían parecer ocultos y misteriosos al ojo público del indie rock/power pop, pero que en realidad poseen un aura muy particular que los distingue y los catapulta fuera de sus propios conceptos-elementos sonoros. Controlando las saturaciones y las arritmias del indie rock a un nivel diáfano e instaurando un sonido más llevado a la consciencia y la observación, la banda es inolvidable en el sentido de que tienen rolas muy cercanas e íntimas que realmente te levantan el ánimo y te dan esas ganas de salir a chingarle al día a día. Este tipo de indie rock más ligado a las exploraciones subjetivas y los sonidos cálidos siempre son una chulada porque te permiten experimentar esa polaridad entre todas las vertientes del género, distinguiéndose de una simple distorsión a lo pendejo para lograr un equilibrio sonoro que en verdad se cuela entre tus huesos. En ese sentido, La Buena Banda Isabel resulta uno de esos proyectazos que mejor refleja esta construcción musical más orientada a la tranquilidad, la discreción y los deleites más sinceros del indie rock.
Instead of Writing Songs y Jakob, las rolas más recientes de la banda, son un gran ejemplo de cómo La Buena Banda Isabel integra los elementos del indie rock en su propia alegría estética. Retomando tópicos como la amistad, la inseguridad, el diálogo, el recuerdo, el amor y la propia intertextualidad de escribir canciones, estas dos rolas muestran cómo la guitarra, el bajo y la bataca no tienen que estar saturadísimos para brindar un paisaje repleto de melancolía y sensibilidad impecable. No hay pierde con ninguna de estas dos rolas: cada una se siente como un universo íntimo y se desarrollan a partir de su propia dulzura y sosiego. Yo le tengo más cariño a Jakob, pero ya son cuestiones más personales y sería un error no decirles que se chuten las dos rolas ahorita mismo.
Ahora, La Buena Banda Isabel anda de estreno con un nuevo y oportuno sencillo titulado Walk Me Home, que, como sus singles anteriores, muestra cómo la cotidianidad y la nostalgia del indie rock todavía tienen grandes manifestaciones para explorar y envolvernos. Producida por Mauricio Avendaño (también de Loiis), el movimiento de esta nueva rola se concentra en un sonido citadino, minimalista y dulce que la hace inolvidable y que también nos prepara para el primer EP de la banda próximo a estrenarse. A decir verdad, este nuevo sencillo se resuelve a sí mismo como una mutación de la ya consagrada estética de La Buena Banda Isabel; es mucho más enérgica y posee múltiples detonaciones entrañables, pero también se mueve en apagones premeditados que le añaden ese toque de fatalidad indie que le va excelente a este balanceo sónico. El arte del sencillo, realizado por atardeser Dwsk, me late un chingo porque refleja de gran manera el mood y los colores de la rola: un paisaje a tonos pastel donde la guitarra, el bajo y la batería entran en una comunión de levedad que se siente ágil y emotiva.
Walk Me Home, a diferencia de las demás rolas de la banda, se concentra en un viaje mucho más dinámico que hace brillar a cada instrumento. Por una parte, la guitarra y el bajo poseen ese sonido encantador ya característico de la banda, logrando varios momentos de fraternidad auditiva donde ambos se complementan y se expanden según la rapidez o la mesura de la rola. La bataca también es pieza clave dentro de la estética de la banda porque permite condensar y desprender cada arreglo de los demás instrumentos, realizando varios cambios de ritmo que juegan con la propia naturaleza de la rola y la hacen más juguetona. Para terminar de cuajar ese sonido fresco e intuitivo, la voz en inglés entra en el juego desde sus primeros segundos y le añade ese toque netamente apacible y único que le va de maravilla a este indie rock tan dulce y carismático. Nomás tienen que toparse con la rola para saber de qué va el increíble trip de La Buena Banda Isabel y dejarse corroer por su sonido acogedor.
La lírica de esta rola, y también de las otras producciones de la banda, es un elemento que ayuda muchísimo a matizar las vibraciones emocionales del indie rock en La Buena Banda Isabel. Apoyándose del inglés para adquirir varios tonos más ad hoc a la fluctuación de ritmos y riffs, la banda logra un ir y venir lírico donde las letras se acoplan a las ráfagas de desmadre, melancolía o desproporción sonora: "She says I’m sexier now / She means ‘now’, not ‘right now’ / She wishes she could explain / To her lover who’s got a balcony in Paris / He likes to watch superhero films / She says not all of them are so bad" (Walk Me Home); "See, I can barely strum these chords / Am I not trying hard enough / With the self pity / Why won’t you shut up? / Just shut the fuck up!" (Jakob). Este recurso se funde con los demás atributos de las rolas y hacen que todo el sonido de la banda adquiera un tono agridulce, mismo que resulta perfecto para entrarle a su música desde una interiorización bien cabrona, sigilosa y divertida.
Ahí lo tienen. Si lo que ustedes buscan es una bandota melancólica y dinámica, pero no por eso rodeada de una tristeza incontrolable y melodramática, La Buena Banda Isabel es una gran opción para dejarse llevar por las corrientes más resplandecientes de un indie rock mediático, cándido y melifluo. Tal y como lo dije al inicio de este texto, reencontrarnos en estos ritmos más sutiles y efervescentes siempre será una buena oportunidad para renovar nuestras perspectivas sobre lo que es un género tan choteado y multifacético como el indie rock. La Buena Banda Isabel es un gran ejemplo de sencillez apasionante, constancia y un profundo amor por las inmersiones contextuales y las distorsiones delicadas.
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