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Foto del escritorDarla Abad

Hacemos lo que podemos para perdurar: A Ghost Story (2017)




Cualquiera que haya amado tanto algo y la tan lamentable pérdida de ello, vivirá este filme melancólico en cada escena, transición y momento narrado por el recuerdo y la desesperanza.


La gente cuenta que al enamorarte te puedes perder en el intento: basura sentimental inventada por los papás así como Santa. Sin embargo, no voy a desaprovechar la oportunidad de exponer uno de los sentires más famosos en este mundo terrenal. Pues en A ghost story vemos un plano terrenal y fantasmal a la clásica con la sábana al aire y los dos orificios oculares, Dirigida por David Lowery a quien se le conoce por ser editor, guionista, director de fotografía y productor de sus propias películas en diferentes ocasiones. Además de trabajar con Disney en el sombrío remake Pete 's Dragon (2016) y en el último año se destacó con el film fantástico The Green King (2021). Ambos trabajos son excepcionalmente mágicos.


Es un drama romántico fantástico en el que encontramos a una pareja, de la cual no tenemos nombres claros, sólo a un esposo músico (Cassey Aflleck) que vive con su mujer (Rooney Mara) en Dallas, Tx. Ella planea mudarse, muy acostumbrada a ello, sin embargo, él no piensa lo mismo y de ahí podemos destacar una de las características más perdurables en el film que es el recuerdo, en el transcurso de la mudanza, en una de esas noches, ambos escuchan un ruido hecho por el piano, los despierta, pero no identifican el origen que causó el ruido extraño.


Pasado el tiempo de forma efímera e inmediata, una elipsis nos muestra un accidente trágico, desafortunadamente, la chica es quien acude a la morgue a identificar el cuerpo, pasados unos segundos, reconocen el cuerpo, lo cubren y de pronto, una especie de espectro se mira flotando por los pasillos del hospital, a la vieja usanza con la sábana para luego regresar a la casa del matrimonio. Fue Afleck quien no reparó en ser el mismo fantasma, interpretar a la figura en modo de performance, que no se molestó en diseñar un espectro digital, de cualquier forma los planos expuestos jamás se han de tocar a excepción un momento, pero que siempre deja ese instante estrechísimo entre la vida y la muerte, el recuerdo y el olvido resuelto en el intersticio de la trascendencia.



Los sucesos siguientes se resumen con el tiempo que se asume como la cura de la muerte, del olvido, el dolor, el luto y la madurez. Pues la mujer empieza un proceso bastante doloroso: infinito, con escenas que para algunos duran eternidades y para otros es la mejor alegoría del proceso luctuoso, este tipo de escenas se las debemos al recurso narrativo del contar la historia a través de lo cotidiano; es el libro de Joan Didion The Year of Magical Thinking (2005) quien hizo reflexionar al cineasta sobre cómo dar fuerza al sentimiento de duelo al hiperbolizar las “acciones mundanas”, por ejemplo: comiendo un pay. Incluso hay un segundo fantasma en el mismo plano que el primero y los diálogos, aunque pocos, remiten al pasado, al legado, del que también se habla en la película, hasta una angustia y desesperación que nosotros como espectadores percibimos al ver una soledad abrumadora del ya fallecido, que ni siquiera él puede compartir el mismo fondo con los otros que no olvidan y quedan.


A esto, lo acompañan los mínimos efectos especiales, no como una forma de “menosprecio”, mejor dicho el contraste a la economía del lenguaje audiovisual, mejorando el mensaje al punto de sobreentender lo que piensa/dice el fantasma, cuando él no emite ni sonido, menos un lamento. Esto lo reemplazan sus pocas acciones fantasmales que suceden cuando su ex esposa comienza a salir con otro hombre, se enfurece, ella temerosa y extrañada decide mudarse, aquí sucede lo más representativo del dolor, la espera, la relegación, sin embargo, ella desde el principio expresa sus pérdidas materiales al dejar entre las grietas, de sus antiguas casas, notas de la persistencia del ser, del suyo.



Claramente es uno de los éxitos de la compañía A24 que fue filmada en secreto, austera por el miedo, proveniente del director, al fracaso -creemos- al artístico/intelectual de los espectadores, en cambio, la casa productora es sinónimo de buena producción y buen mensaje, cero película taquillera (en la mayoría de las ocasiones) y esta fue la “una en un millón” con 91% de aprobación en Rotten Tomatoes con el sello de: Vas a llorar como gorda en tobogán, o sea, las lágrimas son el agua. Incluso el estreno en streaming fue tardado hasta 2021 en Netflix.



Algunas de sus películas relacionadas por el argumento son:

● Personal Shopper (2016) Olivier Assayas

● Ghost: la sombra del amor (1990) Jerry Zucker


Al final, no hay un terror certificado, es una historia extraordinaria aunada con los típicos clichés de los niños que ven fantasmas y que las cosas salen volando de su lugar pero que emite una melancolía corta venas, un trasfondo espiritual conmovedor que además su imagen es formato 4:3, cuadrado, antiguo, tipo redondeado, como cuando veías caricaturas en la casa de tu abuelita con su tele viejita caja fuerte. La película se centra en el fantasma rudimentario con el apego a lo cotidiano, que para muchos resulta absurdo, después oro en las memorias de los muertos. Merece sentirse anciano y niño a la vez con esta cinta que en todo momento hace reflexionar, por medio del paso del tiempo, sobrepasando el de los presentes, para explicar cómo se vive después de la muerte con la tristeza y la más pronta aceptación.



P R E M I O S


● Independent Spirit Awards (2018)

● Festival de Sitges (2017)

● Sundance Film Festival (2017)


Puedes ver la película entrando al siguiente link:



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