Películas sobre adolescentes varias, desde Grease (Randal Kleiser, 1978) que nos recuerda una adultez temprana, es decir, cintas que siempre nos ilusionan sobre cómo será ser mayor de edad, pero que en su mayoría son sobre cómo pasársela bien, dentro de lo que cabe, como fumar a escondidas; no como Sandy (Olivia Newton-Jon) que fumaba en una feria con esos súper pantalones neros ajustados. Cómo sea, estamos acostumbrados a ver la adolescencia en sus éxtasis pocos realistas que casi nunca nos suceden, cosa bastante triste.
Greta Gerwig debuta como directora junto a su cinta catalogada como coming of age, de la cual se traduce como la madurez de un personaje a través de varios capítulos complicados. Se nos presentan por medio de Lady Bird que es como se hace llamar nuestra protagonista Christiane McPherson (Saoirse Ronan). Así mismo, la cinta resulta ser una minibiografía del paso por la adolescencia de la directora: Christiane + Greta Gerwig chiquita=Lady Bird, la cual nos presenta una narración mucho más realista pero con fotogramas anacrónicos bastante dulces y nostálgicos. Hay una sabiduría en las acciones de Lady Bird al anhelar más allá de lo que está en su natal Sacramento, California. Estamos en el 2002 y los colores en la ropa de Lady Bird tratan de ser más adultos, pero con uno que otro collar con diferentes colores y texturas, toda esta imagen representa a Christiane, una chica de clase media pasando por los baches de entrar a una universidad en la Costa Este. desde el límite económico, su educación católica y hasta su difícil madre Marion (Laurie Metcalf). Pues como a muchos, el crecimiento moral que representa en nuestras vidas pasar a la edad adulta, exige estrés con uno mismo, cumplir las expectativas de nuestros familiares y divertirse en el proceso.
Hay un cambio de personaje tan natural en la película que es inimaginable no identificarse con alguna situación, es más, la directora no busca en ningún momento hacer villanos a los personajes que no aportan lo mejor de Lady Bird, mejor intenta reconocer lo malo y dar un enfoque más risible a las desgracias de nuestra protagonista. Ella, aunque de a momentos terca y berrinchuda, muestra la basta frustración que existe para con su madre que es básicamente el cuadro “como te ves me vi…”, donde claramente es muy sincera y dura con la inmadura Christiane, pero ella sin pelos en la lengua instruye: Quiero que seas la mejor versión posible de ti.
- Quiero que seas la mejor versión de ti.
- ¿Y sí ésta es la mejor versión de mí?
El guion, escrito por Gerwig, desde luego es excepcional donde se sabe contribuyó su esposo, también director, Noah Boumbach (Historia de un matrimonio: 2019, Mistress América: 2015). La individualidad de la chica siempre se ve interrumpida por X o Y; con su nombre, estatus social, con su amiga leal o con la que sólo usa para mantener una relación amorosa después de haber fracasado en la otra.
Los rituales adolescentes: sexo, amor, cambios físicos, gustos y la búsqueda infinita de la esencia de cada uno, vuelve caótico y poco pensable para filmes de este tipo. Tan orgánico es, que las sensaciones que provoca con ese final madre-hija es emotivo de diferentes maneras, como si tu madre (tía, abuela, bisabuela, hermana) hubiera escrito un cuento en aquel diario.
Puedes ver la película entrando al siguiente enlace:
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