Hablar de post-rock o math-rock siempre es tantearle al vacío porque estos géneros normalmente se construyen desde una experiencia íntima. No podemos hacer conjeturas totales del mensaje conceptual que quieren transmitirnos, pero sí de las sensaciones que producen y eso es lo más chingón. Y sé que esto tiene que ver con cualquier tipo de mensaje sonoro, pero si les laten este tipo de géneros saben de lo que estoy hablando. El post-rock y el math-rock tienen un epicentro bien bonito que se define a partir de la representación auditiva de paisajes, muchos de los cuales provocan un sentimiento de tranquilidad o de exasperación latente. La ambigüedad de la música se refleja de una forma muy vergas en este tipo de géneros porque estamos en completa merced de la corriente estética-instrumental de cada banda, y esto, al menos dentro de la escena mexa independiente, ha logrado el surgimiento de proyectos macizos que ahora son considerados como el estandarte de estos rumbos. No podemos negar que la atención a este tipo de bandas se debe a toda la variedad de sonidos y momentos que pueden ofrecernos a partir de una imagen y un espacio definidos.
Y hablando de este pedo. Hace pocos días ocurrió el milagro: Dot., banda de la Ciudad de México encargada de continuar con esta vertiente del post-rock y el math-rock mexa, finalmente estrenó su primer EP (Dot.), un álbum homónimo que nos enseña (de nuevo) el poder y la majestuosidad del género con un sonido envolvente, sincero y altamente volátil, capaz de destrozarnos o repararnos según sea el momento.
Si no me equivoco (por puto chismoso en redes sociales y por seguir estos pedos desde hace ya un tiempo), Dot. ha sido uno de los EPs más esperados por los fanáticos del math mexa, y también por algunos camaradas de otras bandas afines al género, en los últimos meses. Ya saben que los buenos álbumes y estrenos siempre generan diversos acontecimientos mediáticos en internet, y esto no fue la excepción. Tanto fue el desmadre que Dot. es considerada como una de las bandas más grandes en este pedo, y todo siempre se corrobora gracias al cariño que la gente tiene hacia su música. Aunado a esto, debemos recordar que Dot. no es poca cosa dentro de la escena del post-rock mexa. Con ya varios años de experiencia y con un chingo de presentaciones en vivo desde su fundación en el 2016-17, Dot. es una de esas bandas que poco a poco han gestado una gran vibra y una propuesta enorme para generar momentos entrañables. Y no es para menos, porque este álbum es una cosa deliciosa de escuchar y de toparse. Mauricio, Arantxa, Fernando y Rodrigo, en conjunto con la mezcla de Juan Godfrid y la masterización de Gabriel Schubert, lograron grabar y producir uno de los trips más apasionantes, reflexivos, solemenes y arrítmicos que pudieron haberse lanzado en estos tiempos de necesidad auditiva.
En pocas palabras, Dot. es un viajezote por diversos escenarios en donde hallaremos una increíble combinación de liras, un bajo carraspeante y preciso y una bataca excelsa. Ya en el 2019 la banda había lanzado un sencillo, Hirajoshi, que tan sólo fue un llegue hacia toda la experiencia que se terminaría cuajando en este primer EP, pero que ya nos delimitaba un espacio bien formado hacia lo que vendría en el futuro. Desde el estreno de esta rolota ya podíamos topar una suerte de convenciones estéticas, pero el álbum completo vale la pena y es justo y necesario hablar de las rolas que componen este EP.
Expresar mis opiniones sobre el álbum es relativamente fácil: es invasivo y enervante, con cada parte que estas palabras implican. Dot. te envuelve en un ir y venir de sensaciones, transmutando del paisaje más deleitable a una sucesión de energías coagulantes reflejadas en cada instrumento de la banda y en cada episodio emocional que aborda. Integrado por Lunes, Tirso, Hirajoshi, A, B e Impetu, este EP es un pazón muy bonito del que podemos extraer varios momentos de agresión pasajera y una ola de pasividad dulce, pero para ahí vamos.
Dot. comienza con Lunes, una nota alta que nos mete de lleno a una de las vertientes más cabronas de Dot.: la energía fluctuante. Precisamente me topé con esta rola en un lunes, a pocos días del estreno del álbum, y vaya que fue una sorpresa iniciar el viaje con una nota alta. La banda abre este EP con movimiento, tirando toda la carne al asador y preparándonos para un trip fascinante donde el math rock y post-rock encuentran una de sus mejores ejecuciones en el territorio mexa. Lunes es una marea de explosiones en transición, donde la estructura de la rola nos deja ver cómo la banda se desenvuelve en acordes y ritmos más movidos que, a la par, contrastan con un sonido suave. La rola toma su tiempo para ir despegando y termina por brindarnos momentos de agresividad moderada y bien controlada. Ya lo dije, una nota alta para meternos en la estética math rock de Dot.
Tirso, la rola que le sigue, es mucho más relax. A partir de este punto, la banda se mete totalmente en la expresión sonora del post-rock, dotando a cada una de sus rolas de un mood determinado que converge en varios destellos y paisajes casi oníricos. Pasa lo mismo que con Lunes: poco a poco va acelerando, pero esta vez Dot. se mueve por un camino mucho más apacible y nos presenta esta rola como una eclosión guiada de la mesura al placer instantáneo.Tirso es una pieza magnífica para estar atentos a la tranquilidad, la vibración mental y la intensidad final. Y si Tirso ya era tranquila, Hirajoshi vuelve a sorprendernos. Durante la rola nos encontramos con el paisaje más suave y memorable de la banda, teniendo, en mi postura personal, un reecuentro con las experiencias de los ecos y el spleen sonoro como núcleos del deleite psicosomático. Hirajoshi logra crear un tambaleo, como un especie de arrullo que se mueve a partir de las guitarras, mientras que el bajo y la bataca hacen acto de aparición como remate del instinto emocional más profundo. ¡Una pinche rolota! Digo, por algo tuvo que ser un previo a este EP.
A y B son muy similares y casi se sienten como parte de una misma rola, pero no. La banda mantiene la misma línea de Hirajoshi, diferenciándolas mediante un par de variaciones muy vergas que le dan ese toque agradable a cada rola y las vuelven únicas. Gran parte de A mantiene la calma. Es de esas rolas que disfrutas según tu estado, porque traen consigo una vibra muy especial que da para recostarte y disfrutar del trayecto. B también sigue ese patrón de las rolas de Dot. y evoluciona paso a paso desde su propia esencia. B termina siendo una pieza más pesada, en el sentido de que encuentra un camino directo hacia la creación de un ambiente reconfortante y mucho más post-rock, alejándose de la balada y dándonos una buena dosis de mareas incandescentes y dinámicas. B me late un chingo porque encuentra varios momentos para subir o bajar su ritmo, permitiendo que este ir y venir se concentre en un ambiente de post-rock puro.
Impetu es precisamente eso, un cierre con varios estruendos y un escenario totalmente math-rock. Me maman los toques de reiteración de los instrumentos que ya son típicos del género, como si se tratara de una repetición que adquiere mayor fuerza momento a momento; esta faceta le da mucha integridad a la rola y la hace crecer desde el principio. En Impetu todos los instrumentos atacan por su lado y logran un momento de frenesí muy vergas que para nada es estruendoso a lo pendejo, sino una estructura bien armada que va de la fugacidad-rapidez al descanso efímero. Dot. cierra su EP homónimo con una de las rolas más macizas, aquella que le da prioridad a las diferentes movidas de la banda y que termina por convertirse en un éxtasis de sonidos divertidos, ágiles y muy cabrones. Una de las mejores rolas de este EP, sin lugar a dudas, y un cataclismo perfecto para llamar la atención. Algo muy chingón de Dot. es que es una obra que te obliga a escucharla muchas veces gracias a su dinamismo, y vaya que recomiendo hacerlo: jamás te vas a cansar de un buen desmadre o de una contemplación exquisita. De lo mejor que hemos tenido en estas fechas.
Dot. es como un sandwich de math y post-rock, en el que las tapas ayudan a concentrar lo mejor de dos vertientes y presentarnos una combinación muy chingona que da para varios momentos de melancolía, espacios invasivos y desvergue total. Y ya sé que me volví a aventar mi usual choro para este tipo de reseñas, pero hablar de ello no significa gran cosa porque esta es parte de mi experiencia. Ser partícipes de todo el sonido de Dot. depende de cada uno de nosotros. Así que definitivamente tienen que toparse con estas rolas, darles su tiempo y construir sus propias sensaciones alrededor de ellas. Quizás sólo así lleguen a compartir o refutar toda la mierda escrita que ya me aventé, pero de todo corazón espero que estas rolas les lleguen y les partan la médula tal y como hicieron conmigo y con muchas otras personas, amigos y músicos que defendemos el proyecto como una parte importante de la escena mexa independiente. No podemos negar que este EP es uno de los motivos por los cuales sobrevivir al post-apocalipsis. Dot. se la voló con este nuevo álbum, así de fácil. Dense denso y escuchen uno de los grandes álbumes del post-math-rock mexa de los últimos tiempos.
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