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Darla Abad

Dime, ¿quién eres?: Perfect Blue (1997)




Las cintas anime son otro cuento; algunos no serán muy fan de estas o tal vez sí, como sea, pero las películas anime siempre darán de qué hablar debido a su formato, pues muestran cierta facilidad a la hora de contarnos una historia. Aunque en esta ocasión la animación no es un punto fuerte a comparación de otras películas como Mi vecino Totoro (1988) de los Estudios Ghibli, este thriller psicológico llamado Perfect Blue (1997) posee varios reflejos de la vida a través de las redes sociales o las crisis personales que la hacen destacar como una de los animes más importantes de nuestra época, ya que el espectador es quien enjuicia, en este caso, a una idol del j-pop quien se encuentra en la mira de varios espectros psicológicos. Su nombre: Mima Kirigoe (Junko Iwao).



Perfect Blue es una cinta del increíble director Satoshi Kon basada en Perfect Blue: Complete Metamorphosis de Yoshikazu Takeuchi. Satoshi, quien posee otros títulos como Paprika (2006), Millennium Actress (2001) o Tokyo Godfathers (2003), es reconocido por realizar trabajos con cierta complejidad psicológica, además de personajes realistas que se mezclan con los sueños de vez en cuando. Antes de convertirse en director, Satoshi Kon fue pintor, y tal vez por ello tenga esta habilidad de contarnos una historia a través de diferentes recursos visuales en pantalla. Este largometraje fue estrenado en febrero de 1997 en el Festival Internacional de Cine Fantasía en Canadá, pero fue hasta 1998 que se estrenó en cines de Japón y otros países; después llegaría el nuevo siglo y con ello su estreno en DVD por Manga Films.



En torno a la vida de Mima Kirigoe, la protagonista, hay mucho de qué hablar. El inicio nos advierte que como fondo hay un mundo infantil; si es que esa entrada de los Power Ranger no desvía mi atención, pues estos se ven arriba de un escenario promedio y alrededor los espectadores hablan, decepcionados, de lo mal que estos se ven: primera pista de que quienes observan jamás estarán satisfechos con su imagen y de cualquiera que esté bajo los reflectores. Después, cuando es tiempo de que el grupo con el que canta Mima salga al escenario, ella está nerviosa por lo que dirá a su público; cuando terminan de cantar, una riña se hace entre fans, un tipo aparentemente de seguridad, Me-mania (Masaaki Okura), quien está obsesionado con Mima, y unos abucheadores poco cordiales. La compañera de Mima, Yukiko (Emiko Furukawa), ayuda a anunciar lo que nadie quería escuchar: el retiro de Mima de su grupo Cham y el caótico comienzo de Mima en la actuación; unos con buenos deseos, descontentos, enojados, confundidos y otros aceptando el papel poco a poco, balbucean entre el público.



La idea de que un idol sea llevado al mundo de la actuación, en específico una serie para TV de corte policíaco, o el simple cambio de imagen de niños a adultos entre la cultura de los idols en Japón, supone una fractura bastante dramática. Pero no vayamos muy lejos ni lo veamos como algo en extremo maniático, pues esto ocurre hoy en el ámbito donde las personas que se dedican al mundo del espectáculo desde muy temprana edad son seguidos por sus admiradores y puestos en pedestales poco convencionales. Es una dura crítica hacia la industria japonesa, la cual actualmente está en una especie de esplendor, una etapa dorada, sólo que en los noventas era más del tipo virginal y a la vez sensual; igual y este no ha cambiado mucho. Al final, la imagen del idol es una fachada hecha por los fans, son caprichos adolescentes y al mismo tiempo un paisaje bastante crudo sobre el mundo que se torna macabro.



Los problemas de identidad son vastos en este film, pues después de que Mima sale de aquel concierto donde anunció la noticia de su salida de Cham, recibe un recado de uno de sus fans en donde se entera de un blog en internet (cuando los blogs eran la onda) que se llama “La habitación de Mima”. Mientras comienza su carrera como actriz, le pide a su manager, Rumi (Rika Matsumoto), que le instale un ordenador para saber más sobre tal blog, ya que le emociona saber qué dicen los fans sobre ella. En cambio, se da cuenta que alguien se hace pasar por ella; con lujo de detalle explica su día a día y, hasta cierto punto, exponen sus sentimientos, cosa que perturba a Mima y al poco tiempo ya está sufriendo un trastorno de personalidad. El recurso mejor utilizado para, valga la redundancia, reflejar la personalidad múltiple son los espejos: reflejos en cristal, televisores, reflectores y la misma habitación de Mima, quien crea una paranoia increíble. Se puede sentir el desorden mental y temporal por el que pasa el personaje, a eso agréguenle las alucinaciones que tiene de sí misma flotando como una ilusión vertiginosa.



Además, el ambiente cyberpunk que crean es en exceso nostálgico, pues hasta la forma de vida de Mima no es de excesos, ni muy ordenada ni muy estricta, es independiente y la mayoría del tiempo muestran su habitación, denotando el nivel de intimidad que quieren que obtengamos de ella. La etapa de la Internet donde entrar a un sitio, blog, página web era del tipo tecla por tecla, cuidado que si tecleabas mal porque volver a empezar con un detalle minucioso del http; era exhaustivo (digo ya estamos en la era 3.0). A esto le agregamos la banda sonora perturbadora de Masahiro Ikumi, precisa en los momentos tensos, ya que estamos acostumbrados a que el anime o los cartoon son “alegres” o impetuosos con la música; en este caso, provocan lo preciso: terror y angustia con un poco de humor como todo buen anime.



Lo que más explota la cabeza es la similitud que tiene con Black Swan (2010) de Darren Aronofsky, aunque él asegura que no figura como remake ni algo parecido, sino como un homenaje a lo visto en Perfect Blue. Distinguir la línea delgada entre lo real y lo imaginario, lo virtual o el ideal, es más de parte de la psique del fan que no deja ser a su ídolo; es harto importante pero también dejarse llevar por lo que ves cronológicamente en la película es un buen viaje en el que acompañas a la protagonista. No sólo pasa con Nina (Natalie Portman: Black Swan), pasa con Harry y Marion (Jared Leto y Jennifer Connelly) en Requiem for a dream (2000), quienes imitan algunas de las escenas en las que Mima está a punto del colapso mental en la bañera. Y a colación es deber informar que existen dos remakes de esta, una en 2002 por Toshiki Sato y otra en 2010 con Ten Shimoyama, los dos japoneses; no sabría si recomendar estas dos porque preferimos quedarnos sólo con Satoshi Kon.


En aquel 1998-97 fue un éxito en la crítica y con el público. El contexto de una cultura popular japonesa queda a la medida, sin embargo, alejados un poco del contexto, el nivel de acoso y paranoia, con diez años antes del catfish, mueve el sentimiento de ser reconocido como alguien sabio, divertido, valiente, aventurero o serio, cualquiera que sea con lo que te identifiques. Y a nivel de población minoritario o de masas es importante, hasta cierto punto, para saber quién eres en realidad, ya que la salud mental siempre ha de verse afectada antes que nada y esta desde luego debe ser atesorada.



Por último, el título de esta obra maestra causa cierta confusión. La mayoría del tiempo vemos este tono azul en lugar de oscuridad, ya que este color en general significa la inteligencia o el poder, pero el marino, es decir, el más oscuro, denota depresión o melancolía, mientras que los tonos más claros expresan inocencia y generosidad, cosas que Mima se aferraba a reflejar. En todo caso, muchas veces se vislumbra un cielo azul con nubes o despejado que refiere a la madurez y sabiduría: ver un tono de azul medio, el azul perfecto.




Puedes ver la película entrando al siguiente enlace:


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