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Foto del escritorEnrique Chávez

“De Entropía”: una carta al desorden molecular escrita por AMBR

Actualizado: 17 jul 2020

Todo muy bonito, pero ¿qué chingados es la entropía? Buscando rápidamente en Wikipedia, la enciclopedia de los tiempos medievales-modernos, la entropía es una magnitud física que en termodinámica señala el grado de desorden molecular en un sistema. En la teoría informática, también es la medida de incertidumbre existente en un conjunto de mensajes, en el que sólo se recibe uno de ellos. Los chavos de AMBR se pusieron macizos e investigaron, ¿no? Que yo sepa no son científicos, pero gracias a este concepto, extrapolado a nuestras relaciones interpersonales, los cambios de identidad y nuestra propia valoración interior, lograron crear uno de los mejores EPs en lo que va del año: De Entropía (2020). Y no estoy jugando. Pocos materiales son capaces de incluir un concepto tan difícil de entender en las clases de Química y Computación (donde sólo jugábamos Mario Bros 3 y visitábamos XVideos) para convertirlo en una pieza de música excelsa. A un mes de su lanzamiento, 20 de marzo, y después de procesarlo en los confines solitarios de mi cuarto en contagio, creo ya puedo escribir una reseña precisa, estúpida y ágil.



Y no es jalada, AMBR hizo algo muy cabrón: superarse a sí mismos. Su anterior EP, el Rompes/Quemas (2018), fue para mí un descubrimiento insuperable. Telosico, Principios/Mediados, No Entren En Pan Hijo, ¿Qué Más Rompes? y Al fondo a la derecha son rolas que se defienden a sí mismas y también a su EP como unidad. Ni hablar de sus otras canciones desperdigadas en splits como Chico Maroma y Teatro y Gracias Valiente Oveja. Sebas, Iván, Erick y Aldair saben cómo atraer nuestra atención. Pongo la mano en el fuego al decir que gran parte de las rolas de AMBR persiguen el discurso de la diversión máxima, la toma de conciencia/decisión frente a las cagadas de la vida y la reflexión de nosotros mismos como incitadores de la tragedia. Todo esto bajo el manto de los géneros del math-rock, el screamo y el post-hardcore, evidentemente.


¿Y qué hay de lo nuevo? De Entropía es una producción curiosa por varias partes. Para empezar, su arte es una cosa muy cabrona y surreal. WilReveur, alias Erick Williams, se rifó con una portada llena de misticismo; la imagen del ser humano ahogándose en una manta nos causa ruido desde un principio. Me atrevería a decir que incluso el color azul predomina la totalidad del EP como parte de su estética. Hay otros elementos como el agua y el color blanco que también añaden cierto simbolismo al arte del EP, pero esto lo veremos ahorita. Es difícil de explicar, así como es difícil explicar cómo o qué es la música sin tener un vasto conocimiento de este pedo; pero la teoría de la recepción y la hermenéutica de Jauss-Iser nos ayuda a no quedar tanto como unos pendejos; así que podría decir que AMBR eligió un buen material gráfico para representar sus intereses en De Entropía.



Y tal como su nombre lo indica, este EP es una oda al caos, al desorden de ideas que tenemos frente a varios problemas, aptitudes y mensajes de la vida misma. La entropía de AMBR se nos revela como un asunto de introspección, como una auto-tortura que desemboca en un deseo permanente de conciencia y transformación. La banda define mejor este concepto: “Una búsqueda constante de la paz dentro del caos […] De la felicidad a la agonía. De un abrir una puerta hacia el pasado que te permita hablar contigo”. Producido, grabado y mezclado en formato análogo (alv compa!) por KB en el Testa Estudio de León, Guanajuato, De Entropía recorre varios caminos que van desde el punk y el math-rock al post-hardcore, destacando cada uno de ellos en varios momentos del EP. Sin embargo, lo único que no cambia en esta fórmula entrópica es la relación de sus miembros. No podemos negar que AMBR es una de esas bandas que tienen una química envidiable: los gritos ultra hardcore y el bajo penetrante de Erick en sintonía con el screamo melódico y el math de Iván, además de la guitarra de Sebas haciendo la dupla y rematando con los ritmos jazzeros y agresivos de Aldair; todo ello conforma AMBR: una caída al vació o un golpe seco en el cuadrilátero.


Ya desde las primeras canciones liberadas supimos que esto era un AMBR más potente, más maduro y más agresivo. Caosaciago y Riviera fueron sencillos que nos sorprendieron a todos. Las redes, sobre todo Instagram, estuvieron llenas de un amor incondicional a la banda y también de una emoción cruel mientras esperábamos el EP completo. Cuando escuché Caosaciago me llevé una gran sorpresa; quién diría que AMBR dejaría esos ritmos juguetones y math-rockeros del Rompes/Quemas y se iría por un camino más denso. El ritmo era más agresivo y me costó mucho acostumbrarme a este rollo. Pero madres… cuando agarras el modo de esta rolita pierdes el sentido. Hay mesura, pero también hay descontrol y un ritmo que te lleva a mover la cabeza en momentos específicos. Y no hablemos de la increíble letra: “¿El miedo está en mi alma / O está en mi cabeza? / ¿El alma está en la cabeza / O ahí no hay nada? / Yo solo espero que haya un mejor lugar / Me duermo / Y sueño / Que muero”. Una constante de AMBR es guiar su estética lírica en torno a las incógnitas, seguido de un recuento de daños que nos orienta hacia la búsqueda de las verdades en cada rola. La entropía se manifiesta como método de ansiedad: el sentimiento de vacío, de extrañeza de nosotros mismos, es aquello que produce el caos.


Por otro lado, Riviera nos habla desde una voz personal, guiada a través del problema de la identidad y las recriminaciones hacia nuestra imagen: “Mira quien se siente Darko / Exhausto y con la mente en blanco / Solo das pena / Un agujero hacia el pasado / Que te deje hallarte […] Solo pierdo el tiempo / Siendo lo que yo mismo / Me recrimino”. Pinche Donnie Darko (2001) me mama y queda perfecto para esta reflexión sobre la compasión y la mierda que nos tiramos a nosotros mismos. Y aunque parezca un problema aislado, AMBR nos calla de una bofetada al cerrar el EP diciendo: “Tú hubieras hecho lo mismo”. Cada quién se tira a su propio infierno y cada quién escoge cómo librarse de él.


Las otras rolitas del EP también hablan de temas similares. Días de Desidia es una gran canción de apertura y una carta de presentación a la entropía del autodesprecio. Similar a Riviera, Días de Desidia toca el tema de las mierdas personales, pero con un giro inesperado; es una advertencia, una mano que te toma antes de saltar al vacío. La entropía biológica se presenta como un asunto de transformación y cuidado de nosotros mismos: “No es el dolo / Es el lodo en el fondo / No es el lodo sino tierra y agua / Que un día fue marea / Y otro más rocío en el albor [...] Te sientes culpable / Te sientes tan puto vulnerable / Te sientes culpable / Avanza”. Todo el problema avanza y debemos superarlo. En este sentido, Días de Desidia es más positiva y recurre a varios elementos para reafirmar la pureza y la limpieza de nuestras actitudes: la marea, el rocío, el agua y la saliva que debemos tragar antes del encuentro.


Minuto y Medio de Silencio es la rola más explosiva del EP. Y claro, un minuto y medio no bastaban para encontramos en ella. Es precisa, es salvaje y es, ante todo, una contraposición del dolor. La voz del otro nos lleva a quebrarnos y es sólo en ese momento cuando recordamos nuestras necesidades. El amor y la comprensión se desvanecen cuando “Ya no sientes que me hieres”. La fórmula del amor muta y se transforma en un silencio incómodo: un malestar que nos aqueja y se enmascara día con día.



Si me lo preguntaran, diría que mi rola preferida es Puente a la Costa. Su comienzo me rememora las olas del mar y los paisajes descritos en los poemas orientales de José Gorostiza. Y es que la canción es un constante ir y venir de emociones, así como la marea. Para mí, este es el punto climático del EP. Es en este punto medio donde cada voz, cada instrumento y cada idea tiene su momento. El bajo de Erick suena magnifico, así como sus gritos, Sebas e Iván se rifan en las guitarras y Aldair no deja que respiremos ni un segundo. Es aquí cuando el personaje, quien nos ha estado hablado del sufrimiento en todo el EP, rompe con la entropía: “¿De qué hablas? / ¿Sabes lo que quieres? / Entonces; dime como hacerle / Habla fuerte / Dime como hacerle [...] Gracias por preocuparte / Aunque no sabes / Que tus palabras pesan / Y no las quiero arrastrar”. Sarcástico y públicamente incorrecto: la voz ya no se deja seducir por el dolor y la autocompasión. Es aquí cuando el ciclo se desvanece y entra el descubrimiento de la identidad y la verdadera proeza del cariño: el reconocimiento.


Así de fumado debo estar para defender esta postura en el EP. Cierta o no, es una gran historia de polos opuestos que luchan por su supervivencia, y eso debe ser un gran mérito que reconocerle a la banda. Y mientras escribo todas mis pendejadas acabo de reparar en un asunto muy, muy premeditado: De Entropía es un ciclo de variables y fenómenos de la percepción humana. Casualidad o no, el EP está diseñado para escucharse de una sentada y en varias ocasiones. Puedes terminarlo una vez de corrido, pero algo en ti ya no está funcionando y necesitas darle otra pasada. Por este motivo Días de Desidia y Riviera hablan sobre el mismo tema, separados únicamente por un punto medio, Puente a la Costa, y dos aristas, Minuto y Medio de Silencio y Caosaciago. De Entropía es una carta a las transformaciones, a los desórdenes y a las formas en que nos creamos una imagen de nosotros mismos. Las influencias, los gritos, los momentos de tensión y los días que pasamos en soledad son parte fundamental de este proceso que se rompe y aún así continúa. AMBR pensó de gran forma como llevar este álbum, y ahora nosotros desciframos su contenido a través de varios ojos y emociones; sin embargo, en lo que todos estaremos de acuerdo es que De Entropia es un EP magnífico, compuesto con una sabiduría milenaria de golpe/contragolpe, ataque/defensa; también blasfemo, atrevido y lleno de una vibra que a muchos nos encanta.


Así que dense denso con este nuevo material de AMBR y escuchen todo lo anterior que tiene la banda para nosotros en Bandcamp y en Spotify. Apoyemos este gran proyecto. Yo ya pude verlos, escucharlos y tragarme unas cuantas cervezas con ellos, así que prometo que no los decepcionarán. Si quieren conocer este misterioso pasaje del 2019, del que recuerdo pequeños atisbos debido a que estaba pedo, pueden leer mi entrada en la sección del blog “Crónicas de la peda” titulada “Ya no queda nadie más”; lo agradecería bastante. El Rompes/Quemas y los splits con Picza Planeta y Yo Triceratop también son una delicia para escuchar en estos días de apocalipsis. Denles amor y buena vibra a estos muchachos que saben hacer de los gritos y las arritmias un deseo prohibido.







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