Durante estos días ha ocurrido un terremoto en todas las redes sociales. La cuarentena mundial pareció haber desaparecido por varios días, y todo ello se debe al lanzamiento, anticipado y muy esperado, del nuevo álbum de la banda española Viva Belgrado: Bellavista. No mamar, el día de su lanzamiento fue una cosa tan magnífica que es imposible de describir. Hablar desde la perspectiva de un mexicano que logró ver a la banda el año pasado en la ciudad de Puebla no es nada en particular si hablamos de la cantidad de gente que sigue a la banda y habló, y sigue hablando, de este nuevo álbum desde varias perspectivas. Es una experiencia tan cabrona que muy pocas veces puede repetirse o igualarse. A lo largo de esta semana he visto cómo la gente postea historias en Instagram con sus rolas preferidas del álbum, y también he leído cómo en varios comentarios de Facebook catalogan a este material como “lo mejor de la banda hasta ahora”... Y no parecen equivocarse. La única palabra que podría describir a Bellavista es “inhumano”.
Compuesto entre 2017 y 2019 en Córdoba y grabado en Cal Pau Recordings y Ultramarinos Costa Brava, Bellavista es un maratón de resistencia, una montaña rusa de emociones que nos llevan a encontrarnos con la cotidianidad y la predestinación de la vida misma. Viva Belgrado es una de esas bandas que no puedes dejar de escuchar desde la primera canción; debes terminar el material completo para conseguir un impacto emotivo total, y Bellavista representa esta idea. Ángel, Cándido, Álvaro y Pedro nos entregan un LP lleno de adrenalina, melancolía y un mix de situaciones donde existe una toma de conciencia frente a la identidad, la ciudad, el tiempo, el paisaje y la música en sí misma. No podría haber mejor combinación del post-rock con el screamo y el synth sin ese toque tan particular que tiene la banda. En los materiales previos a este nuevo álbum, Ulises, Flores, Carne, y El Invierno, ya encontramos una profundidad en lo que Viva Belgrado quiere decirnos: una construcción poética que topa varias emociones en diferentes niveles.
Y ahora, Bellavista surge como un proyecto ambicioso e intenso desde su unidad. Es un material sincero, que desde el inicio ya nos plantea una serie de temáticas a partir del discurso total de la banda. Hay muchísimos guitarrazos, potentes y seguros de sí mismos, similares a la identidad que agregan el bajo y la batería para situar el ritmo, la agresividad y la madurez del álbum. Ya con los instrumentos tendríamos un post-rock hermoso y de una calidad impresionante; sin embargo, para amarrar todo este asunto, llega la voz lírica presente en cada canción. Cándido hace un trabajo espectacular en este apartado: la voz es increíblemente rítmica y rápida, añadiendo carisma y presencia a cada rola como parte de un elemento particular en Viva Belgrado.
Una Soga abre el camino del LP, y es una introducción increíble para acercarnos a este material. Los instrumentos fluyen en armonía mientras la voz se dirige a los espectadores: “A los que dicen que mis letras les sonrojan / A los que dicen que les he aliviado el corazón / Vivan el vaporwave, los cassettes y el alcohol / ¿Sabéis que nunca dura mucho la satisfacción? […] Me subo al escenario, saludo a la afición”. La melancolía fluye y se contrasta con la agresividad del screamo, donde la voz nos introduce a este escenario de música e idealización de la identidad. Lo mismo pasa con Bellavista, rola que también reflexiona sobre el asunto de la música cuando la voz nos dice: “No soy tu mesías, icono del underground / Esta mierda no se puede salvar”. El álbum comienza a describirnos un recorrido que tiene como propósito la conciencia y la sinceridad del ámbito musical y sus dimensiones, todo ello matizado a partir de una construcción lírica que se complementa con la ejecución musical de los demás instrumentos.
Las ambiciones se presentan como parte del mensaje en Cerecita Blues: “Joven poeta o no tan joven / Yo tuve ambiciones / Se desinflaron todas ya junto a mis convicciones”. Y no hablemos de este paisaje reflexivo que tiene Más Triste Que Shinji Ikari; es melancólica, con un mensaje que explora las repercusiones de la distancia y el recuerdo en un mood de synths y lo-fi: “En la pantalla de mi celular / Hay un par de caras más / Pero solo pienso en ti si estoy / En México o en Tokio / Mojando los pies en el Báltico / Si me quedo en casa el Bassico es mi hogar / Cada noche”. Cómo disfruto esta rola cada vez que la escucho. Es un núcleo de tantas emociones para adentrarnos en todo lo que Bellavista nos ha ofrecido hasta ahora. Pero no hay que confiarnos: todavía quedan más panoramas por explorar.
Un Collar, Ikebukuro Sunshine, Vicios, Shibari Emocional, Amapolita Blues y Lindavista son obras maestras en cada detalle que presentan. Me encanta esa parte de Un Collar en guitarra flamenca; es apenas un suspiro que contrasta con el principio de la rola y nos prepara para el final de la misma, en esos instantes donde la voz se pregunta “¿Cómo mirar hacia el futuro sin la certeza de saber / Que hay un sentido el camino / Que mantener el equilibrio es un acierto / Y que merece la pena pelear por tus principios? / ¿Cómo librarse del chantaje de lo bueno ya vivido? / ¿A qué agarrarse?”. La voz duda y se pregunta qué conflictos traerá el tiempo consigo, tema que va repetirse en las siguientes canciones como parte de una observación personal. Ikebukuro Sunshine también te envuelve en un ambiente de pesimismo, centrado en el conflicto de las dudas y las posibilidades: “Los aeropuertos, nuevos mapas, los mismos dilemas / Me muestro vulnerable, etcétera, etcétera / Y tus emojis, que quieren acabar conmigo / Por eso a veces me pongo un poquito visceral / Creo que esta noche no vamos a acabar muy bien”. Y qué buena intervención final de Joan y Aleix, miembros de Cala Vento. Es una bonita referencia hacia otra gran banda española y grandes amigos de Viva Belgrado.
Vicios también es pesimista y mantiene una correlación con las observaciones anteriores de la voz: “Y si mantengo algunos vicios es porque ellos me mantienen vivo / Convivo como puedo con mis contradicciones / ¿Quién se permite la sinceridad sin un motivo? / La pena es pena, la cante quien la cante / El amor es amor, aún viniendo de un cabrón / Yo soy un tipo solitario, ¿qué quieres que cante?”. Esta canción se une directamente con Shibari Emocional, siguiendo una reflexión interior sobre las verdaderas emociones que se encuentran en nosotros mismos: “Puede que haya vuelto a mezclar / La timidez con cobardía / Esa es mi hábitat natural / Así que brinda conmigo / Por seguir cometiendo los mismos errores / El placer dividido de acabar haciendo canciones”. La parte de los natural harmonics del bajo y el final agresivo son unos de los mejores detalles de esta canción.
Amapolita Blues y Lindavista tienen un toque de lamento, enfocado directamente en el desgarro del screamo dentro de la voz y los ritmos martilleantes. Lindavista transmite una vibra positiva que es difícil de explicar, pero que ya nos da a entender que estamos muy cerca de terminar el viaje. Todas las rolas convergen en varios puntos temáticos y en varias observaciones focalizadas en el “héroe” del álbum. Bellavista es un concepto amplio, en el sentido de que abarca un viaje de auto-crítica, madurez y emociones que el personaje va descubriendo a lo largo de su odisea por los caminos de la música, la soledad y la personalidad. Bellavista retrata todo lo mejor de la temática del descubrimiento, identificándose a sí mismo como un álbum de crecimiento que está expuesto a través de la ruptura, el desgarro y la conciencia.
¿Qué Hay Detrás de la Ventana? es perfecta para terminar un Bellavista tan multifacético y lleno de vida. Es el final de un largo recorrido donde no existen las barreras que nos impiden llegar de la melancolía a la cólera en un mismo instante. Es apoteósica, y el propio nombre ya nos adivina qué hay más allá de la ventana: el paisaje, que es a la vez el futuro de lo incierto donde nos aguardan las memorias: “Y todos tan contentos / Excepto por el tiempo / Joder estoy viejo / ¿Has visto estas arrugas? / En frente del espejo / ¿Estaba amarga la pastilla? / Que no nos falten las canciones / Que no nos falten celebraciones / Y que no pasen cuatro años”. Las letras de Viva Belgrado son cotidianas, integradas por un sentimiento de introspección donde cada uno podemos ser partícipes de la nostalgia, las decisiones y las reflexiones que tomamos cada día para sentirnos menos solos, miserables y únicos. Esta construcción lírica es potente y nunca se detiene; jamás deja que respiremos y nos lleva de la mano por esta carrera de oraciones que parecen un mensaje de ansiedad.
Todo el Bellavista es eso: apenas un atisbo de lo que la vida nos aguarda. El LP es un recorrido por las sensaciones de la juventud hacia la inevitable madurez, donde cada uno es partícipe de un hito y un eco que se exterioriza a partir de la música y las vivencias de la misma. Todo el álbum es un concepto tan maravilloso que no tiene comparación. Viva Belgrado se lució en este aspecto, porque le da una unidad y un sentido retórico al álbum, además de tener en sí mismo una propuesta sonora única, muy del estilo previo de la banda, con toques frescos y maduros que nos muestran la consolidación de Viva Belgrado en la escena española e internacional. Aquí en México los apreciamos un chingo, y éste álbum sólo nos da el pretexto para desear su regreso a nuestras tierras.
Bellavista es de lo mejor que ha salido en este año y en verdad merece que le demos más de una escuchada a su totalidad. Viva Belgrado superó su propia estética y nos regaló este material días antes de que se estrenara realmente, alegrándonos el corazón y el alma con esta gigantesca producción. Son una banda genial para ver en vivo; su presencia es increíble, rodeada de un cuadro que se complementa gracias a todos los integrantes de la banda. Son ágiles, son densos y tienen gran energía que se contagia desde el primer momento. No podemos esperar a que Viva Belgrado vuelva a México para vibrar en la sintonía de este nuevo álbum y regocijarnos en nuestras rolas favoritas.
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