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Darla Abad

A imagen y semejanza de Blancanieves: Suspiria (1977)




Es una idea muy atrevida la de comparar Snow white (Disney, 1937) con el film cumbre de Dario Argento, Suspiria. Pero es muy cierto que el director italiano se basó en la paleta de colores de esta película (enfocada a un público infantil), la técnica del technicolor, para crear efectos con los colores primarios rojo, amarillo y azul, al igual que el secundario tono verde. Y esto es sólo el comienzo de lo deleitable que llega a ser este thriller acompañado de fuertes hazañas e influencias que van desde lo literario hasta lo musical.



Comenzamos con la obra literaria que inspiró parte de la trama de Suspiria, desde luego el poema en prosa de Thomas de Quincey titulado «Levana y Nuestras Señoras del Dolor», extraído del libro Suspiria de Profundis. Se sabe que el libro está acompañado del arte de las oscuras entrañas de la brujería y de otras obras que presentan a la Señora de las lágrimas y la Señora de las tinieblas, que junto con la Señora de los suspiros han de llenar al mundo con esos tres suplicios para hundirlo en la oscuridad y así ejercer dominio sobre todo. Claro, hablamos de la parte ficcional/literaria, aunque el director italiano no se quiso quedar atrás, pues este completó esta trilogía años más tarde conocida como Las tres madres. Otra inspiración más indirecta pero certera es por parte de su entonces esposa Daria Nicoladi, pues la abuela de esta cuenta que al unirse a una academia de baile supo que dentro de ella había cultos oscuros que ella misma sustenta, así como el apoyo productivo de su hermano Claudio Argento.



La protagonista, Susy Bannion (Jessica Harper), llega desde New York hasta Alemania, específicamente a la famosa Academia Tanz que es liderada por una tal Elena Markos y subdirigida por Madame Blanch (Joan Bennet). Asimismo, dentro de esta escuela de ballet instruye una rígida Miss Tamer (Alida Valli), el maestro de música ciego Daniel (Flavio Bucci) con un simpático perro guía, la fría Olga (Bárbara Magnolfi) y la que después se convertirá en la mejor amiga de Susy, Sarah (Stefania Casini), entre otros interesantes personajes que se irán nombrando.


Iniciar por el principio de la historia es todo un mar de información, pues cuando Susy llega por fin a las puertas de la Academia ya hemos de percibir una banda sonora excéntrica y poco común en el género del horror, la banda de rock progresivo Goblin, luego a una compañera que sale agitada de la Academia pronuncia palabras indescifrables o sin sentido. Desafortunadamente, esa noche Susy no es bien recibida y tiene que irse de ahí, pero cuando regresa al otro día ella y nosotros nos encontramos con un ambiente muy pintoresco, casi como un cuento de hadas con personajes sombríos y extraños, así como con la noticia de que aquella muchachilla desahuciada con la que se había topado la noche anterior era a quien esa mañana buscaban; su nombre, Patricia Hingle (Eva Axén).



Con lo poco que ya sabemos, nos damos cuenta que se tratará de un enigma meticuloso la desaparición de aquella alumna. Todo le parece sospechoso a Susy: las actitudes de las alumnas, de sus profesoras, del sobrino agrio de Madame Blanch, el mayordomo deforme Pavlos (Giuseppe Transocchi), el alumno Mark (Miguel Bosé) coqueto pero distante de Susy, entre otros hechos muy similares que apuntan a este fenómeno italiano y ya mundial giallo, iniciado por el director Mario Bava con su largometraje La muchacha que sabía demasiado (1970), subgénero del terror donde existe el misterio, un culpable, alguien que intenta descifrar el hecho maligno y un poco de gore, aunque Diario lo hace muy bien con su esplendoroso filme Profondo rosso (1940). Sin embargo, la narrativa de Suspiria nos deja con algunos huecos, quizá por lo misteriosa que llega a ser; por ejemplo, el origen de algunos personajes, cómo ocurren los aquelarres, si hay aquelarres, qué tan talentosa es Susy Bannion en el ballet, etc., son algunos temas desconocidos a lo largo de la película, aunque nosotros personalmente nos quedamos con más ganas del desarrollo de la danza de aquella prestigiosa Academia Tanz, algo de Black Swan (2010), quizá.



Si hablamos de la imagen y la fotografía no hay pierde: lo exagerado y excéntrico de los colores es suficiente. La arquitectura exterior e interior de la Academia es poderosa; los azulejos, ventanas, puertas, tocadores, baños, salas y pasillos reclaman atención inmediata. Incluso decir que son hipnotizantes es válido por el trabajo de Luciano Tavoli en la expectativa de cada cuadro asimétrico, pero armonioso a la vez.


Te podríamos decir más y más sobre esta obra, pero no es justo para quien comience en estos rumbos esotéricos y sumamente adornados con sangre y mosaicos cristalinos-retumbantes-atemporales como lo es toda la película; ya saben, como los buenos vinos. Y como dato extra, la fachada de este edificio es tan sólo la réplica exacta de un edificio situado en Friburgo, Alemania, llamado Haus zum Walfich. Ahora, si después de ver esta cinta te picas con el estilo de Argento, te dejamos parte de su filmografía que está bien relacionada con estas sectas repletas de brujas y asesinos en serie que buscan dominar al mundo y sus emociones de forma estratégica.




«Trilogía de los animales»

¹ El pájaro de las plumas de cristal (1970)

² El gato de las nueve colas (1971)

³ Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1971)


«Trilogía de las tres madres»

¹ Suspiria (1977)

² Inferno (1980)

³ La terza madre (2007)


Otras obras

¹ Rojo profundo (1970)

² Giallo (2009)

³ Drácula (2012)




Puedes ver la película en los siguientes enlaces:


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